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Vida para los ríos de la comarca: “El Maravayu” suelta medio millón de alevines

La asociación de pescadores actuó en los cauces del concejo de Aller y en el Turón: “Nuestra labor es de 365 días al año”, afirma la entidad

Pescadores de “El Maravayu” durante la suelta de alevines. | “El Maravayu”

Vida para los cauces del Caudal. La asociación de pescadores alleranos “El Maravayu” realizado su suelta anual: más de medio millón de alevines para los ríos del concejo y el Turón. Desde la entidad hacen un llamamiento para conseguir nuevos socios, ante “la falta de relevo generacional”. Y callan críticas: “Hay quien dice que solo echamos ‘truchitas enfermas’ a los ríos del concejo. Nuestro trabajo es de 365 días al año y los peces pasan un control de calidad para asegurar que están sanos”, afirmaron portavoces de la reconocida entidad.

Es un trabajo de todos los días, afirman en “El Maravayu”. “Las truchas reproductoras que tenemos estabuladas en Molín Peón (instalaciones de la entidad, que incluyen un laboratorio, en el entorno de El Pino) requieren cuidados, como la alimentación o la limpieza de las balsas”, explicó José Luis Augusto, miembro de la junta directiva del colectivo. Entre esa labor constante, hay dos fechas señaladas en rojo en su calendario: de diciembre a enero, y el mes de junio.

A finales de año, explicó Augusto, “se hace el desove de nuestras reproductoras. Y las huevas ya fertilizadas están en los bastidores de Molín Peón hasta que alcanzan los 420 grados centígrados”. En este punto explica que la temperatura es “la suma diaria de las temperaturas. Es decir, si el agua tiene diez grados diarios, nacerán en 42 días”.

El mes de junio es la repoblación. Tal y como señalaron los pescadores, “se hace, normalmente, entre la tercera y la cuarta semana”. Es entonces cuando los pequeños alevines de trucha común se sueltan entre los ríos del concejo de Aller (Aller, San Isidro y Negro) y el río Turón, en el municipio de Mieres. Este último cauce se unió a la campaña de recuperación de “El Maravayu” hace ya unos años, para paliar los efectos negativos de la actividad industrial en la calidad piscícola.

Los números de las campañas se han mantenido en los últimos años. Este verano, explicaron desde “El Maravayu”, “salieron de Molín Peón 558.000 alevines de trucha común”. Tienen entre cuatro y cinco centímetros, tal y como confirman las actas entregadas al Principado tras la actuación.

“A veces se comenta, pensamos que con desconocimiento, que lo único que hacemos con las repoblaciones es soltar ‘truchitas’ enfermas a nuestros ríos. Esa afirmación es falsa, ya que para soltar esos alevines de trucha se hace un control sanitario muy intenso”, apunta José Luis Augusto. Tan intenso, que incluye tomas de muestras de todas las balsas de Molín Peón. Es más, añaden desde la entidad de pescadores: esas pruebas son imprescindibles para llevar a cabo su labor.

Esas críticas infundadas no son la única preocupación para “El Maravayu”. Tal y como explicaron, “estamos viendo, desde hace unos años, que no hay relevo generacional entre los pescadores”. “La gente joven no se acerca a nuestros ríos, se ven muy pocos pescadores jóvenes y esto hace que, año a año, vayamos perdiendo socios”, añadieron. Es por eso que hacen un llamamiento a acercarse a este sector y a colaborar en el correcto mantenimiento y cuidado de los cauces. La cuota de socios es de quince euros anuales.

El trabajo de “El Maravayu” por los ríos del concejo es incuestionable. Durante años, redoblaron sus esfuerzos para evitar la pérdida de la riqueza piscícola en los tramos afectados por las obras del Corredor del Aller.

En los últimos meses, se han desarrollado nuevas actuaciones en los cauces. Según Augusto, “esperamos que las obras vayan finalizando en el entorno del río Aller, ya que llevamos unos cuantos años con obra importantes que afectan muy negativamente a las truchas, en esas zonas de obras hicimos un esfuerzo de repoblación y esperamos que se vaya viendo la mejora de las poblaciones de trucha común en ellas”. Como ejemplo, la asociación “El Maravayu” pone los tramos de Soto, Cabañaquinta y Los Estrullones.

Otra “línea roja” para la pesca sobre la que trabajan es la presencia de cormoranes en el entorno de los cauces. Durante años, solicitaron al Principado un incremento de controles sobre la especie. En este ejercicio, aún no se han pronunciado sobre esta problemática para el sector. A pesar de algunas críticas aisladas, en general, su labor es muy apreciada en el municipio. En 2010, recibieron el premio “Espiga de Escanda de Oro” a la tradición, que concede anualmente la Sociedad Humanitarios de San Martín de Moreda, por su incansable trabajo en el cuidado medio ambiental del concejo.

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