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José Manuel Ibáñez

Electricidad

La subida de la tarifa y las distintas posturas de los socios de gobierno

Cada día que pasa los ciudadanos de a pie seguimos sufriendo los efectos colaterales de todo lo negativo que sucede en nuestro país. Da igual que sean pitos o flautes, nos toca siempre.

En el momento actual, y con lo que está cayendo, nos ahogan más si cabe, con la brutal y salvaje subida de la tarifa eléctrica. Aunque la intenten dulcificar con las disculpas habituales resulta inadmisible.

Esta pasada semana, en el mercado mayorista, algún día su precio se disparó hasta el 102%, ¡casi nada!.

Por parte del Gobierno la ministra Ribera –esa tan “amiga” de Asturias–, que no hace más que perjudicarnos, se descuelga con el clásico que “se notará poco”. Y con datos estimados que tengo delante de mí, la cifra real será de un 27% la luz y un 23% el gas, con lo cual no hay economía doméstica que lo pueda resistir, amén de seguir tiritando lo que queda de este invierno cruel.

Las eléctricas son el caballo de batalla de todos los gobiernos desde hace décadas y seguimos sin que nadie se decida ponerle el cascabel al gato. Quizá la respuesta puede estar en connivencias sospechosas, o –malpensado que soy– las puertas giratorias que llevan a políticos de diverso pelaje a los confortables sillones y golosas prebendas. A sus Consejos de Administración una vez que cesan.

Ahora mismo los dos partidos que cohabitan en el Gobierno parece que juegan a poli bueno y poli malo, con balones fuera de la ministra Ribera y silencio cómplice de su grupo. Por el contrario Podemos, a través de Echenique, no se corta y textualmente dice que es “una salvajada, un robo y una vergüenza”. Creo que una inmensa mayoría estamos plenamente de acuerdo con él. Aunque también pienso que cuando negociaron el Gobierno de coalición, y dado que siempre lo llevaron en sus reivindicaciones, bien podrían haber cambiado el “Ministerio María” de Garzón por el que ostenta Ribera, que nos está fastidiando a todos. Queda fuera de toda duda, con las cesiones que se hicieron y lograron, que Sánchez hubiera dicho sí. Lástima.

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