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La Patrulla-X, pasada al escalpelo más fino

Ha pasado ya medio siglo del nacimiento, en el seno de la factoría Marvel, de la Patrulla-X. Ahora mismo estaríamos hablando de perfectos desconocidos para una mayoría si no fuera por la proyección planetaria que el cine ha dado a la pandilla de mutantes. Un grupo de jóvenes perjudicados / beneficiados por el átomo sobre los que planean dos personalidades enfrentadas: el vengador Magneto, superviviente del Holocausto, y el Profesor Xavier, implacable defensor de la coexistencia pacífica entre mutantes y hombrecillos ordinarios. Hasta aquí lo que vemos el común de los mortales, pero Lobezno, Mística y toda la reata de aguerridos marvelitas permiten y merecen afiladas lecturas. Son las que hacen en este volumen una decena larga de especialistas, desde Servando Rocha a Unai Velasco, pasando por un Octavio Botana encargado de explicar cómo las fantasías ya habitan en nosotros, su único territorio posible.

Si por casualidad esta fuera la primera vez que leen sobre Oso, retengan de entrada un consejo: a este volumen tienen que hacerle ya un huequecito entre las lecturas veraniegas impostergables. Oso (1976) es la obra maestra de la canadiense Marian Engel (1933-1985). Una novela transgresora -no tienen más que demorarse en la ilustración de portada y sacar conclusiones-, que arranca cuando una joven bibliotecaria es enviada a una remota islita de Canadá para inventariar los libros de una vieja mansión. En la isla, por lo demás deshabitada, vive un oso con el que la joven establecerá una relación de intimidad sin límite a la vista. Se han usado en literatura todo tipo de personajes destinados a convertirse en el espejo que desnudará a los protagonistas. Pero hacer de un oso el compañero perfecto de una joven introvertida fue una escandalosa osadía. Aplaudida, eso sí, con ganas por las miríadas de personas que con su lectura entusiasta han jaleado la idea.

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