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Lecturas

¿Qué habría pasado si?, qué en caso de??

Tal vez Esther, fragmentos para implementar la historia europea

A medida que la ciudadanía se diversifica según la inmigración de antaño se consolida en el que fue un día su nuevo país, las voces literarias inscriben nuevas experiencias derivadas de genealogías personales y culturales diferentes e implementan temas y discursos que enriquecen el hecho literario y avivan el interés del público lector. Katja Petrowskaja y su novela Tal vez Esther constituyen un buen ejemplo de esto; Petrowskaja, nacida en Ucrania, entonces parte de la extinta URSS, estudió en Estonia y en Moscú, y se mudó a Berlín, donde ejerce de periodista para, entre otros, el dominical del Frankfurter Allgemeine. Su novela está escrita en alemán y recibió en 2013 el Premio Ingeborg Bachmann, premio que recuerda a una de las autoras alemanas más significativas de la segunda mitad del siglo XX.

"Camuflada con la lengua alemana? pegada a la mía", Petrowskaja intenta recuperar las voces perdidas de su pasado inmediato, voces que se expanden por el orbe, en una huida por la supervivencia, que acaba, con triste frecuencia, en una fosa común o desconocida. En algún punto de la vida de sus bisabuelos, abuelos y tíos, la autora se encuentra, indefectiblemente, con la guerra y, por tanto, con la historia europea en su sentido más amplio de sinsentido. Los viajes de la autora, en pos de los paisajes marcados por la vida de sus parientes, suelen enseñarle que "allí naturalmente no había quedado nada", con lo que su ruta personal se convierte en un viaje a ninguna parte. No obstante, Petrowskaja persigue, incansable, las historias familiares, para recomponer el árbol familiar y curar el sentimiento de pérdida; son historias fragmentadas, hiladas palmo a palmo, que actúan "como luciérnagas del pasado que iluminaban pequeñas superficies a su alrededor".

A pesar de que las trágicas paradas de Auschwitz, Matthausen y Babi Yar son ahora un espacio aséptico y las historias que unen estos lugares letales se convirtieron en narraciones de un pasado que los propios agentes quisieron borrar para la posteridad, Tal vez Esther se empecina en reconstruir la historia y, si hace falta, en reinventarla. Con la ayuda de unas pocas fotos familiares, que aparecen en el libro, de las cartas compiladas por asociaciones dedicadas a salvar la memoria histórica y con la rapidez y extensión que internet y las redes sociales permiten comunicarse, Petrowskaja da voz a los silencios y las ausencias de más de una generación perdida, desaparecida, apartada de sus raíces o arrancada de cuajo por terroristas de uniforme y por purgas políticas.

La autora apoya su narración en que si bien sólo tenemos las palabras que figuran en las actas, los testimonios, la historia oficial y los periódicos, es lógico pensar que también hubo otras palabras que no se recogieron, por miedo, por interés o por pura imposibilidad. Y así, imbricando la genealogía familiar y la historia conocida recompone la manipulación del discurso cultural y su propia identidad personal.

Tal vez Esther es el personaje que epitomiza todo lo antedicho. Es la bisabuela paterna de la autora, a quien unos familiares llamaban "abuela" y otros "madre", y que, fiel observadora de las leyes y admiradora del orden alemán, caminó trabajosamente, anciana e impedida, hasta el soldado que le disparó. Quizás fuera "una confusión lingüística" o, simplemente, quien quizás se llamara Esther, no podía creer "los rumores e informes que llegaban a Kiev desde Polonia y desde la misma Ucrania" y se acercó a su asesino para pedirle cumplida información. En el "tal vez", en el "quizás", se encuentran los intersticios de nuestras verdades y de nuestras dudas.

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