1 En mi entorno esa etiqueta no existe, nunca han utilizado esa expresión para referirse a mi literatura y yo no la he escuchado o leído al informarme acerca de otras autoras a las que admiro y conozco... Tal vez exista en secreto, pero intuyo que cada vez se difumina más. Nada tiene que ver con la novela romántica, el género "joven adulto", que cuenta con muchos autores, o el folletín. El concepto "literatura femenina" me parece bastante difuso.
2 No fue una decisión. Escribir es una práctica que me ha acompañado siempre, porque es como mejor me expreso, lo que mejor sé hacer, forma parte de lo que soy, no de lo que hago.
3 Ninguna de mis ficciones es pura. Ni siquiera 'Informe sobre la víctima' es completamente "mentira". Siempre hay, al menos en mi caso, un rastro de realidad en mis historias, una anécdota o un ser que lo desencadena todo. No creo que la buena literatura sea posible si no esconde tras ella una obsesión.
4 No hay un mensaje único, cada una de mis novelas responde a un momento vital determinado y se adentra en una pasión concreta; en un miedo concreto. Escribir es en cierto sentido explorar, excavar sin saber muy bien qué vamos a encontrarnos enterrado.
5 No suelo sentirme parte de nada, soy bastante poco gregaria, aunque supongo que no elegimos pertenecer a una determinada generación... Es posible que sí pertenezca y no me haya dado cuenta. También soy muy despistada con las cosas que no me interesan.
6 Probablemente esté equivocada, pero no me planteo mis obstáculos en términos de género, tampoco evalúo lo que escribo en función de los reconocimientos. Escribir bien, sin más, siempre es difícil, aunque te llames Paco.
Valencia, 1977. Licenciada en periodismo, es autora de las novela "El amor que nos vuelve malvados" (Principal de los Libros) y "La clave está en Turgueniev", además del libro de relatos "La vida después". Suyo es el blog "La fallera cósmica".
