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MÚSICA

La actividad perdida en estos años sigue sin levantar el vuelo

El creciente empobrecimiento cultural agranda la brecha con Europa

La actividad perdida en estos años sigue sin levantar el vuelo

Acaba de terminar la Semana Santa, periodo en el que la música clásica bulle en toda Europa con numerosos festivales en los que es protagonista absoluta: estrenos operísticos, música religiosa, grandes conciertos sinfónicos, recitales y un largo etc., configuran el marco de acción del arranque de la primavera melómana en los principales países de nuestro entorno. Hace unos años también España había conseguido alcanzar un nivel y comenzaron a proliferar ciclos temáticos que trataron de poner en el mapa nuevas propuestas centradas, en este periodo, en torno a la música religiosa y su vasto patrimonio como principal eje de acción.

Además de la Semana de Música Religiosa de Cuenca, que es el ciclo de referencia en el ámbito sacro, muchas otras ciudades comenzaron a trabajar en proyectos destinados a ofrecer nuevas ofertas a la ciudadanía. Y cuando todo ese proceso estaba en fase de consolidación llegó el vendaval de la crisis y se llevó por delante buena parte de estos certámenes. Desaparecieron ciclos completos, algunos con una aceptación popular inmensa, y otros quedaron reducidos a la mínima expresión. Y, como está comprobado, lo que se destruye rara vez vuelve a recuperarse y el panorama actual en nuestro país es bastante desolador. Los ciclos temáticos son una excelente fórmula que permite ahondar en repertorios que, de manera habitual, no abordan las temporadas. Juegan, en este sentido, un excelente papel en aspectos como la recuperación de patrimonio y también en los encargos de nueva música. Esta labor es imprescindible en doble sentido. Por una parte se recuperan obras olvidadas, lo cual fomenta el trabajo musicológico, pieza clave y esencial del entramado musical. Si a esto añadimos los encargos, el balance es muy positivo. Sin embargo, entre nosotros, el empobrecimiento cultural va a más y la brecha con el resto de Europa se vuelve a abrir tras unos años en los que se intentó llegar a mantener una actividad más homologable a los países de nuestro entorno. Desconozco el tiempo que va a llevar una hipotética recuperación de la actividad precrisis. Para ello hace falta voluntad y convicción política, y capacidad para saber que los resultados en cultura no son nunca inmediatos, que se ha de pensar en el largo plazo. La continuidad de los proyectos y su adecuada difusión son clave para la consecución de los fines que se pretenden. Ayudaría, también, y mucho, una ley de mecenazgo en condiciones que permitiese crear el clima adecuado para que las empresas y los particulares se implicasen de forma más directa en el proceso cultural. Me da mí que ambas premisas no son, a día de hoy, realistas en un país en el que las prioridades están en otras esferas que no son las de la cultura y el conocimiento.

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