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Lluis Xabel Álvarez | Filósofo

"Me horroriza que lo subjetivo siga teniendo mala fama"

"Las transformaciones políticas jamás se han hecho al margen de los cambios en el pensamiento" | "La experiencia estética tiene que ver hoy casi más con el conocimiento mismo que con el arte"

"Me horroriza que lo subjetivo siga teniendo mala fama"

Lluís X. Álvarez (Sama de Langreo, 1948) reúne en Conducir a una diosa (Bellaterra) escritos y reflexiones sobre estética, política y filosofía, como reza el subtítulo. Es el terreno sobre el que se despliega el pensar y la docencia universitaria de este poeta asturianista.

-¿Qué se agrupa bajo un título que puede suscitar equívocos?

-El libro reúne ensayos que en los que la estética se mezcla, de varias maneras, con asuntos políticos. Defiendo la vuelta a un arte bien hecho y gustoso: un arte intermedio entre los rigores de la vanguardia, tan impositivos para la mayoría, y la mera trivialidad mediática. Intento mostrar una vía para devolver a la democracia pluralista los fenómenos multiculturales: esos en los que en vez de vivirse la diversidad en función de una unidad mejor se la degrada en forma de ideología casual. Me arriesgo a nombrar al mal absoluto y a recomendar contra él una política de bienes relativos. Aviso también de que el crimen imperdonable existe en cuanto que existió pero que la memoria ya no puede reconstruirlo ni aliviarlo sino como relato artístico, con todos sus matices. Y para concluir la primera parte hago algo de historia de la filosofía de la interpretación, lo que me lleva a ciertas precisiones que quienes me lean harán el favor de valorar: me horroriza que entre nosotros "lo subjetivo" siga teniendo mala fama y que el prestigio de "lo objetivo" esté motivado por referencias impropias.

- Hay también un lamento por lo que significa filosofar en España y cierta envidia por el estatus de sus homólogos franceses. ¿Tiene algo de queja a lo Larra?

-No en vano Larra era medio francés y su inteligencia, tal vez malograda con su muy romántico suicidio. Veía de lejos el futuro de los defectos y posibles virtudes españolas. Clarín, por cierto, que se sentía en parte deudor del genio de Larra, comentó y alabó esa inteligencia crítica y visionaria. Pero Francia tiene su historia y nosotros tenemos la nuestra. Los países europeos saben agrupar y potenciar cada uno a su modo al grupo selecto de quienes son valiosos en las tareas del pensamiento. Si se quiere podemos concretar la cuestión en el tema de las muy respetables academias, que en España dispersan y estancas los valores más interesantes de sus miembros. Me atrevo a decir que se necesita un Colegio que más allá de territorio, sexo, lengua o ideas políticas reúna, reconozca y haga presente en el mundo a las personas más capacitadas para servir a la vida intelectual. No se trata sólo de la filosofía.

-¿Existe alguna posibilidad de transformación de la política desde la filosofía?

- Las transformaciones políticas jamás se han hecho al margen de los cambios en el pensamiento sino que son esos cambios justamente el signo principal de que las relaciones sociales han cambiado y que por consiguiente lo harán también las formas políticas. Este libro se titula Conducir a una diosa, que es una expresión tomada del libro de Nietzsche La gaya ciencia. ¿Y quién esa diosa? Es el arte, en la que culminaría la voluntad de poder y de liberación encarnada por la ciencia y por la transformación de los valores morales. Dice Nietzsche: nosotros creemos como si fuéramos ingenuos adolescentes que conducimos alegremente a esa diosa. ¿Pero no será ella -la vida estética- la que nos conduce hacia sus condiciones de paz y simbolismo? ¿No será ella, por lo mismo, la que exige la defensa de la razón?

- ¿Una cierta infiltración del arte y la estética contemporánea en la política es tan buena vacuna contra el fanatismo como sugiere?

-No quiero exagerar en eso. Ha sido y es posible un decadentismo estético que combine la exquisitez con la crueldad y el fanatismo, pero ha sido y es excepción. La corriente principal civilizatoria consiste en extender y compartir los bienes del bienestar y del placer, si se quiere, espiritual. Por eso es la comprensión del arte superior uno de los signos principales de que la tolerancia ha alcanzado su necesario nivel conceptual.

-La galería de figuras que componen la tercera parte del libro ¿debemos tomarla como una relación de sus referentes filosóficos?

-No quiero desvelar tan pronto mi lista de filosofías preferidas. No la tengo clara todavía y puede que quite o añada a la lista. Al menos he de distinguir entre mis contemporáneos y los clásicos. De los ensayos de esa segunda parte de mi libro son ya clásicos preferidos David Hume y José Ortega y Gasset. Casi me interesa más señalar la relación entre Estancias y Figuras. Estancias son temas que poseen una configuración determinada y un ritmo temporal peculiar. Detalle: hay ahora en Oviedo una exposición de arte actual titulada "Estancias" y que se atiene a este concepto. Las Figuras, por su parte, son personas. Las relaciones entre Estancias y Figuras responden a una condición profunda del discurso filosófico, el cual argumenta e interpreta y es al mismo tiempo testimonio de una persona. Una persona que responde de su filosofía con su vida misma.

-Hay también una defensa de la veta poética necesaria en toda filosofía. ¿No teme las reacciones de filósofos de corte materialista?

-Me temo que la poesía es casi por completo independiente de la filosofía. Lo que la filosofía tiene de "poiética" o creativa es sobre todo su dimensión estética. En realidad, la experiencia estética tiene que ver hoy casi más con el conocimiento mismo que con el arte. Hay una famosa definición del término Estética que viene del siglo XVIII y que viene a decir más o menos lo siguiente. Hay un tipo de conocimiento y solo uno, que es sensible y práctico. Ahora bien, es heterogéneo y por ello precisa arreglos y mejoras.

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