La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Ningún otro director huyó tanto del éxito como él"

Nunca fue una víctima: "Empezó muy joven a diseñar sus metas y a trabajar en ellas. Era infatigable, lleno de recursos y tenaz. Todo lo que hacía, lo hacía hasta el final, trabajando muchas horas desde el primer momento". Como dice Rosemblaum, "puede que la inseguridad y los miedos sean suyos, pero no así su comportamiento. No es bobo ni torpe. No busca caerle bien a nadie. No es especialmente 'judío' en su forma de hablar ni en sus hábitos personales. Cuando está trabajando, su imagen y su estilo se parecen mucho más a los de un frío ejecutivo de una gran empresa".

Hay que destacar que "ningún otro director ha huido del éxito como él. Piensa en lo que podría ganar Woody mañana si de repente decidiera hacer publicidad o un especial de televisión. O una película realmente comercial. Incluso cuando no se trata de dinero, suele haber un ansia por seguir en el candelero, por lograr notoriedad. Con Woody no". Cuando triunfaba en algo, pasaba página. A otra cosa. Su patrón sigue siendo el mismo: "Si hace una buena película, no es de esperar que haga otra sobresaliente hasta que pasen las dos y las tres siguientes. Todavía oscila entre lo sublime y lo mediocre y de vuelta a lo sublime".

Evanier entra a fondo en el largo litigio de Allen con su expareja Mia Farrow, después de que el director iniciara una relación amorosa con la hija adoptiva de ésta, Soon-Yi, y ser acusado de abusos a la pequeña que adoptaron en común, Dylan: "Los críticos más duros con la conducta de Allen siempre han tendido a combinar dos cuestiones: su comportamiento con Soon-Yi Previn (con sus distintos componentes: la manera tan brutal de hacer que Mia se enterara, con las fotos de su hija adoptada desnuda, el propio hecho de haber iniciado una relación sexual con la hija adoptada de su pareja, y su traición absoluta a Mia) y el supuesto abuso sexual a Dylan. Está claro que la sociedad tiende a perdonar las relaciones entre hombres maduros y mujeres jóvenes pero se muestra mucho más dura en lo que tiene que ver con el abuso sexual a menores? y con toda la razón del mundo. Si Allen es un abusador sexual, es uno bien extraño, empeñado en dejar pruebas en sus películas, sus escritos y sus entrevistas". El autor advierte que para Allen "la intimidad física es una meta constante. Le planta cara a su destino, a sus miedos psicológicos y a sus defectos físicos, que ha enumerado en detalle y con el mayor sentido del humor. Siempre fue un heterosexual duro, con una lujuria tan voraz que de joven le hacía ser tímido y acomplejado con las mujeres".

En fin: "Esta es la historia de un hombre que triunfó pese a todas las dificultades, una historia de recuperación, resistencia y voluntad de hierro como persona, guionista, director, escritor, actor y dramaturgo". La historia de un mago.

Compartir el artículo

stats