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CATEDRÁTICO DE FILOLOGÍA GRIEGA, PUBLICA "LA MUERTE DE LOS HÉROES"

"Las muertes trágicas de los héroes vienen a subrayar la fragilidad del ser humano"

"Tenemos un sentimiento ambiguo hacia la mitología griega: nos resulta un mundo lejano, pero conservamos cierta simpatía hacia él"

"Las muertes trágicas de los héroes vienen a subrayar la fragilidad del ser humano"

A Carlos García Gual (Palma de Mallorca, 1943) la cuna mediterránea lo colocó ante el mundo que sería el quehacer de su vida. Catedrático de Filología griega, García Gual se mueve en el ámbito clásico con una erudición versátil, que le permite estar tanto en la primera línea de su área de conocimiento como invitar a adentrarse en ella a lectores no especializados. Eso es lo que hace de nuevo con La muerte de los héroes (Turner), libro en el que recopila los finales de esos personajes desmedidos que pueblan unos relatos primigenios cada vez más distantes.

-¿Cómo surge "La muerte de los héroes"?

-A partir de la idea de que los héroes son un conjunto de personajes, muy distintos entre sí, de los que se narra grandes hazañas, pero no hay ningún texto que cuente su muerte. Incluso las grandes narraciones que tienen a un héroe como protagonista, como "La Ilíada o "La Odisea", no exponen su final. Hice una pequeña investigación de la que sale esta antología de últimos momentos.

-¿Existe algún patrón común en esos finales? ¿Hay alguna manera heroica de morir?

-Es un poco sorprendente la variedad de muertes que encontramos: unas veces resultan accidentales, otras irónicas o trágicas. Establezco una distinción, que me parece muy clara, entre los héroes fabulosos, los que cuentan con medios casi mágicos, como puede ser un caballo volador, y que tienen relación con los dioses, como Heracles o Perseo y los héroes de la Ilíada, que son más valiente y audaces que el resto pero mucho más humanos. Es la diferencia entre los héroes míticos y los homéricos, que son, sobre todo, grandes guerreros. Incluyo también tres figuras femeninas, Clitemnestra, Casandra y Antígona, que sin transitar por ese tipo de glorias se han introducido en el repertorio de las grandes figuras.

-¿La muerte es un momento culminante, la consagración del héroe?

-No. La muerte es el momento en que cae el telón sobre la carrera heroica. La culminación del héroe está en sus hazañas, que es lo que cuentan los mitos o los grandes relatos. En cuanto a los seres fabulosos, la muerte es el momento en que el héroe, como humano que es, desaparece. Para los grandes guerreros, la muerte se trata de un riesgo aceptado desde el principio por su propia condición. En esos casos, la muerte sí forma parte de la carrera heroica.

-En esos finales se da la circunstancia paradójica de que la muerte los cubre de un cierto halo de inmortalidad.

-Más que para ser inmortal, el héroe trabaja sobre todo para conseguir la gloria, la fama, quedar en la memoria colectiva y ser recordado para siempre. No buscan tanto la inmortalidad del alma como la fama perdurable.

-¿De todos los que relata, cual sería el final más trágico?

-Hay varios, pero quizá el más trágico sea el de Agamenón, que, después de diez años, vuelve a Micenas como vencedor de la guerra de Troya y su mujer, Clitemnestra, lo mata en el baño en ese mismo momento. También es terrible la muerte de Heracles, quien tras completar los doce trabajos, convencido de que ya va a vivir feliz para siempre, se pone un túnica que le había enviado su mujer, envenenada sin que ella lo supiera, y muere abrasado por las llamas. Esas muertes tan trágicas vienen a subrayar la fragilidad del ser humano, incluso los más grandes están expuestos a esos accidentes terribles.

-¿Cuáles son las fuentes a las que recurre para recrear esos decesos?

-Hice una búsqueda en datos muy diversos. En algunos casos se trata de textos casi perdidos, como el de la muerte de Ulises. "La Odisea" tiene una especie de final feliz: Ulises ha vuelto a Ítaca y se queda con Penélope. Pero por otros relatos sabemos que la muerte del héroe está relacionada con la llegada de un hijo suyo, que tuvo con Circe, Telégono. Ambos se enfrentan sin conocer ese vínculo y Telégono mata a su padre Ulises. Cuento otras muertes extrañas, como la de Jasón, el argonauta, que muere al sentarse a la sombra del barco que lo llevó a la gloria, cuando se desprende el palo y le cae encima. O el caso de Perseo, una muerte irónica, cuando intenta probar con su suegro el poder de la cabeza de Medusa, el monstruo al que venció, cuya mirada dejaba de piedra a los enemigos. El suegro es ciego y el poder no surte efecto sobre él, pero Perseo la vuelve hacia sí y perece petrificado.

-¿El abandono del conocimiento clásico convierte a estos personajes en seres muy lejanos al mundo de hoy?

-Hacia la mitología griega tenemos un sentimiento un tanto ambiguo. Por una parte es un mundo muy lejano, de muchos siglos atrás, que linda con la magia del relato popular. Pero, por otra parte, los héroes griegos son muy humanos, de manera muy especial los homéricos. Hay en el lector actual una cierta simpatía por ese mundo.

-¿Aunque sea empezando por el final, el libro sirve de acercamiento a esas vidas?

-Creo que sí. Son relatos contados de una manera abreviada, que espero sirvan al lector para acercarse a las grandes historias y los viejos relatos. No cuento "La Odisea" ni "La Ilíada" pero evoco el final de Aquiles, el de Héctor o el de Ulises. El libro admite distintas lecturas, la de quien conozca menos el mundo griego, que encontrará unas historias extraordinarias y la del aficionado al mundo griego, que completará su visión y conocimiento de los clásicos.

-¿Hay una reverdecer de esos personajes en cierta literatura que conservan ese fondo del héroe griego?

-En parte sí. Donde más perviven los héroes es en los cómics y en algunas películas de acciones heroicas. Ahí se conserva ese sentido del gran héroe, pero estas versiones modernas se levantan en torno a personajes planos en comparación con los originales, que tienen un componente más trágico.

-¿Cabe albergar algún tipo de optimismo sobre el futuro de este conocimiento clásico a la vista de la situación educativa?

-Soy muy pesimista con respecto a los planes educativos y el futuro de las humanidades en general, tanto en la enseñanza media como en la universidad. Vivimos en un mundo muy dominado por la tecnología, un mundo en el que la lectura cada vez es menos frecuente porque la gente está pendiente de pantallas. Confío, sin embargo, en que la fuerza esos relatos se mantenga. Siempre subrayo que en España ahora hay más traducción de clásicos que nunca, pese al sombrío panorama educativo, porque los gobernantes están ensombreciendo la enseñanza humanística.

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