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Arte

Nuria Formentí, el lirismo plástico sobre el ser femenino

Una sugestiva y refinada estética en clave de identidad o reivindicación sexual

Nuria Formentí, el lirismo plástico sobre el ser femenino

Más de una vez nos hemos referido aquí a la importancia que tiene que las galerías de arte informen al público lo mejor que puedan sobre los antecedentes artísticos y personales de los artistas que exponen. Sabemos bien lo mucho que para un artista supone un catálogo, pero también es importante para ayudar al espectador a situar mentalmente la obra que contempla y a menudo encontrar todo su cabal sentido. Catálogo no quiere decir publicación costosa, basta un impreso con fechas, anteriores exposiciones y sus títulos, formación y pocas cosas más.

Un caso paradigmático es el de esta muestra de Nuria Formentí que el espectador comienza a ver sabiendo únicamente , quizá porque lo ha preguntado, que ha nacido en Gijón en 1971 y que trabaja y reside en Oviedo. Algo que resulta muy insuficiente porque no se trata de una exposición convencional ni mucho menos: cuando uno se adentra en sus interesantes y muy bien pintadas composiciones, como constelaciones de formas entrelazadas, percibe, como una prueba más de que la pintura puede darnos pistas sensibles y acertadas de por dónde transcurre el discurso plástico aún desde la abstracción, que las formas que está viendo, y que tienen claras connotaciones orgánicas y biomórficas, ofrecen aparte de un sugestivo pictoricismo, una lectura conceptual que va mucho más allá del puro formalismo. A partir de ahí no es difícil deducir que esa lectura, porque la cuestión se ha convertido en motivo y casi tendencia de buena parte del arte contemporáneo, se relaciona con las temáticas sobre la sexualidad y en concreto y en especial con su importancia como identidad o reivindicación de lo femenino. A partir de ahí, uno puede recordar a Meret Oppenheim, Louise Bourgeois, sobre todo Georgia O'Keeffe, que son referentes muy principales sobre el particular.

A partir de ahí, si a uno le interesa lo que está viendo, puede indagar algo más, con objeto de asumir con mayor propiedad y seguridad lo que entiende que la pintura, sólo hasta cierto punto subliminalmente, plantea. Entonces sabrá, porque no guardaba recuerdo de ello, que Nuria Formentí tenía tres exposiciones anteriores entre Oviedo y Gijón, una de ellas dedicada en homenaje a Louise Bourgeois, y que la última, porque ella vivió estos tiempos pasados entre Asturias y Colombia, tuvo lugar en el para el caso paradójico nombre de Museo de la Inquisición en Cartagena de Indias: se titulaba "Tabú o terapia", fue en 2014 y los motivos pintados eran representaciones idealizadas, y complejamente construidas con distintas naturalezas pictóricas, de estructuras vaginales. Uno de esos cuadros puede evocar, con diferente manera plástica, el cuadro más reproducido de Georgia O'Keeffe, su "Lirio Negro" de la serie de flores y plantas, pinturas "botánicas" creadas, además de los paisajes desolados, en su rancho de Nuevo México. Si de esas pinturas se encontraron a menudo connotaciones sexuales relacionadas con los genitales femeninos, el lirio negro llegó a considerarse una representación del útero. Ella nunca admitió esas versiones, aunque en este último caso reconoció; "Nadie ve en él una flor, en realidad".

Al margen de cuestiones conceptuales, esta subjetividad lírica y hermosa floración de motivos orgánicos son la estructura de un sugestivo y personal sistema lingüístico, que por cierto puede tener la referencia de algunas "improvisaciones" de Kandinsky, desde la primera acuarela abstracta. También sobre un muy agradecido papel de grabar, despliegan su refinada y sugestiva estética pictórica, pintadas con la imaginación y la seguridad de una pintura moderna de interés y entidad.

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