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"Twin Peaks" cambió las teleseries y construyó un lugar mítico

De lo general a lo concreto: Regreso a Twin Peaks. La serie de Lynch marcó un antes y un después en la televisión de los noventa e hizo de él un cineasta de éxito masivo al tiempo que convertía un escenario de la América más profunda en un lugar mítico, un malsano Camelot que entraba a saco en la mitología moderna. En el libro es el mismísimo David Lynch quien cuenta cómo nació la idea y cómo se llevó a cabo, con anecdotario incluido. David Chase, creador de Los Soprano se explaya sobre cómo influyó la serie de Lynch sobre los mafiosos de Nueva Jersey y sus sueños. El cineasta español Nacho Vigalondo aborda el desconocido final alternativo de Twin Peaks y cómo se coló en su cine, y Michel Chion deja elocuentes muestras de por qué es el mayor experto en la obra "lynchiana". Otros autores proponen argumentos tan sugerentes como la lágrima como motor del cine de David Lynch.

Twin Peaks, explican los coordinadores del libro Raquel Crisóstomo y Enric Ros, "nos acostumbró a contemplar el mundo cotidiano como si fuera una alucinación. Al igual que el Alfred Hitchcock de Vértigo. De entre los muertos, Lynch se atrevió a insertar inquietudes personales en el seno de un producto destinado a luchar por los índices de audiencia, a través de una rica simbología poblada de troncos y abetos Douglas, diners con mesas de fórmica, desayunos con tazas de buen café, dónuts y tartas de cereza; y también padres terribles, hombres gigantes, enanos bailarines o hippies envejecidos que se convertían en la pura encarnación del mal. En aquellos años no resultaba demasiado lógico que un director de cine que acababa de ganar la Palma de Oro de Cannes (por Corazón salvaje) se interesara por un medio que habitualmente se consideraba un trampolín para futuros creadores cinematográficos o, en el extremo opuesto, un 'cementerio de elefantes" para artistas en declive'". Lynch fue "lo suficientemente lúcido para ver las grandes posibilidades que la televisión ofrecía en una era en la que el cine de Hollywood estaba ya siendo dominado por las estrategias comerciales de los ejecutivos provenientes de otros sectores".

Como subraya el gran Chase, "mientras la estaba viendo, experimentaba una sensación en cierto sentido espiritual. Lynch lo llama su inconsciente, no su subconsciente. Pero yo creo que va directamente al subconsciente, y sientes como que has estado allí". Y allí volveremos el día 22. Qué nervios...

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