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Libros

El despertar de las mujeres de Drabble

Las alegrías y sinsabores de la meditación sobre la propia vida de una autora prolífica

Margaret Drabble, condecorada por Isabel II como Dama (de las Letras) del Imperio Británico en 2008, es una autora feraz, con 19 novelas y varios libros sobre literatura. Sus numerosas narraciones breves, publicadas en revistas y en antologías, no fueron recogidas en un único tomo hasta que el profesor de la Universidad de Almería, José Francisco Fernández, se encargó de dicha tarea con la anuencia de la propia autora, en 2011. Esa edición de los relatos completos es la que reseñamos aquí en traducción de Miguel Ros González.

Los personajes principales de las novelas de Drabble han sido siempre mujeres en un momento de su vida semejante al que atravesaba la autora: desde la joven estudiante que se enfrenta al mundo adulto a la madre que acaba de dar a luz, la que vive agobiada entre sus hijos y su carrera incipiente y la profesional que ya transita por la mediana edad, siguiendo hasta la mujer mayor a punto de convertirse en invisible a los ojos del mundo. De sus novelas traducidas al español hoy se pueden conseguir La piedra de moler (1965), El camino radiante (1987) y La niña de oro puro (2013).

Un día en la vida de una mujer sonriente recoge las narraciones breves en el orden en que fueron publicadas, entre 1964 y 2000, y el título de la colección, el de un relato de 1973, responde al tema general del libro: de nuevo se trata de mujeres cotidianas, reconocibles como tal en su entorno, que, en el tiempo del relato, se tornan conscientes de su situación, con el cambio de vida que ello conlleva, porque, como dice la protagonista de la narración que da título al libro: "la diferencia entre estar a punto de ocurrir y haber ocurrido es enorme. Era una mujer diferente. Y se fue a la cama siendo una mujer diferente".

Los motivos de estos momentos de clarividencia son variados. Se trata de mujeres con doble jornada, la de la casa familiar y la del trabajo profesional, cargas que llevan casi siempre solas, bien por ausencia física de un marido o por la actitud ausente de éste; es decir, son mujeres con escaso tiempo para la reflexión. Cuando su salud se resquebraja gravemente, cuando se quedan viudas o cuando alguna gota, aunque sea intranscendente, colma el vaso, su vida se les aparece como un retablo que acaba de ser iluminado por un foco potente, y lo que ven no les gusta mucho.

De repente comprenden que están haciendo muchas cosas que no querrían hacer. Una de ellas admite que detesta profundamente a los miembros de la comisión en la que trabaja, otra se percata de que su tiempo está siendo devorado las 24 horas del día por quienes la rodean, otra se asusta porque cae en la cuenta de la tiranía de su marido, un cadáver aún caliente:

"Si ella veía las noticias, él la acusaba de estar obsesionada y tener el cerebro lavado hasta la sumisión. Si veía un deporte, la sermoneaba sobre los males de la competición. Si veía documentales de naturaleza se burlaba y le echaba en cara que no se preocupara por los problemas de su ciudad. Si veía una serie de humor, la tildaba de soñadora. Viese lo que viese, estaba mal, y si no veía nada alegaba que era una esnob. [?] Su marido no odiaba la televisión, sino a ella".

Pero todas las protagonistas salen bien paradas al final; reconocerse como personas les lleva a darse ánimos, a disfrutar de los placeres de la vida diaria y, sobre todo, a quererse, a saber qué quieren hacer y procurarlo. Consecuentemente, el final de la última narración y, por lo tanto, del libro, proclama: "ya no temo al futuro como antes. El mundo desconocido sigue brillando ante mi [?] he regresado de mi periplo con algo de una magia que me ayudará a pasar el invierno". Lo que convierte a esta colección de historias en un manual de supervivencia para personas agobiadas.

José Francisco Fernández, en su introducción a la colección en inglés, define las narraciones como "bien construidas, cuidadosamente contextualizadas, claramente enfocadas, en un tono unificado y deslizándose elegantemente hacia su punto álgido". Son historias que hacen gala de "recato, moderación, sentido común e intolerancia a la afectación", adjetivos que definen la vida de la propia Margaret Drabble.

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