¿Preparándose para las vacaciones? ¿Dándole tal vez forma a la mochililla de lecturas para dejar atrás afanes y trajines? Pues, como nada limpia más las neuronas que un saludable estremecimiento, aquí van cinco recomendaciones ilustradas para, por cinco vías diferentes, ahondar en las regiones más inquietantes de la psique. Desde la locura en las remotas aguas de un río africano hasta el encantamiento en las mágicas regiones donde habitan las hadas niponas, pasando por las esquinas del alma donde los puritanos alojan la expiación del pecado y la culpa.
El corazón de las tinieblas. Ya saben, Conrad, uno de los más grandes narradores de todo tiempo, en su obra cumbre. El prodigioso muñidor de aventuras que, antes de dedicarse a escribir, fue él mismo aventurero y pudo comprobar de primera mano el calado de las abyecciones coloniales en África. Una compleja travesía fluvial hasta los parajes más recónditos y, al final, ya saben, Kurt, o los legendarios extremos a los que puede llevar la degeneración ególatra del civilizador. Un horror que las ilustraciones del argentino Enrique Breccia hacen percibir en un estado similar al de la conciencia expandida. Como Apocalypse now pero en versión original.
La cámara sangrienta. Quienes alguna vez se hayan acercado a los cuentos de hadas de Angela Carter ya saben cómo se las solía gastar la inglesa. Carter, una consumada especialista en feminismo, se acerca aquí a una decena de relatos tradicionales, detecta sus nervaduras arquetípicas, las pasa por su profundo conocimiento de la tradición literaria y las refleja sobre un espejo cóncavo que las devuelve al lector convertidas en una profusión de sexo, muerte y hemoglobina. La chilena Alejandra Acosta aporta sus surrealistas collages de grabados para reforzar el impacto de unas increíbles reescrituras de Caperucita, La Bella y la Bestia o el mismísimo Gato con botas.
La letra escarlata. En 1850, Hawthorne publicó esta novela que se considera una de las primera muestras de madurez creativa de la literatura estadounidense, Poe al margen. La letra escarlata es la A que lleva sobre la pechera una adúltera a quien la sociedad puritana de Nueva Inglaterra obliga a purgar su pecado con público escarnio. Alberto López Corcuera ha ideado para esta edición un par de docenas de acuarelas en las que asigna un color a cada uno de los protagonistas, concebidos como pájaros enjaulados. El resultado semeja el mapa mental de una incontrolable espiral de conflictos alimentada por el deseo, la culpa y el ansia de venganza.
El diccionario del diablo. Ambrose Bierce nació poco antes de que Hawthorne escribiese La letra escarlata, de modo que cuando se encontraba en la cima de su creatividad, la literatura estadounidense ya había evolucionado bastante. Durante casi dos décadas, Bierce fue dando muestras de su vitriólica visión del mundo a través de casi un millar de sentencias satíricas que publicó en varios periódicos. Marcial Souto ha seleccionado las que el tiempo ha revelado inmortales y el mago Ralph Steadman las ha resaltado con sus trazos desquiciados. Como ejemplo, y sin voluntad de desanimar a nadie, sepan que la autoestima es para el amargo Bierce tan sólo "un error de apreciación".
Cuentos de hadas japoneses. La gran difusión que desde hace unos años está alcanzando la literatura japonesa en España, gracias en parte a la labor de la editorial gijonesa Satori, recomienda ir poniéndose al tanto de las producciones seminales que conforman el imaginario nipón. Las hadas que, a principios del siglo XX, recreó para los occidentales la inglesa Grace James no son como las de Angela Carter, pero cualquier lector avisado podrá distinguir en sus costuras los elementos que permitirían "carterizarlas". Warwick Goble se encargó de recrear este reino de fantasía en cuarenta estampas que disparan el valor de un libro ya notable.
