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Tinta fresca

Luces y sombras de Leni Riefenstahl

Aproximación rigurosa y lúcida a la controvertida figura de la cineasta

Manuel García Roig aborda en un libro de admirable rigor y lucidez la obra de Leni Riefenstahl, la cineasta que realizó las películas sobre los Congresos del Partido Nacionalsocialista además de Olympia, calificado como el mejor documental sobre deporte de la historia. Como advierte el autor al presentar su libro, "los tópicos e interpretaciones más superficiales acerca de la obra de Leni Riefennstahl (Berlín, 1902-Pöcking, 2003) han tendido siempre, aún hoy, a considerarla salvo excepciones únicamente como la cineasta oficial del régimen nazi, pues los dos filmes que le dieron merecida fama y por los que ha pasado a ser una realizadora capital en la historia del cine, El triunfo de la voluntad (1935) y Olimpíada (1938), se realizaron bajo los auspicios del Partido Nacionalsocialista alemán de los trabajadores. A forjar esa imagen ha contribuido además que ella misma no dejase de reconocer, como puede leerse en sus memorias, su atracción por la personalidad de Adolf Hitler, así como la estrecha relación de amistad que con él mantuvo, aunque nunca perteneciese al partido nazi y resultase exonerada de toda responsabilidad política en los procesos de desnazificación que los aliados instruyeron tras la derrota del nacionalsocialismo".

"¿Cineasta nazi? o más bien, ¿cineasta favorita del III Reich? Con independencia de sus afinidades ideológicas en un tiempo tan convulso de la historia europea, pocas directoras como Helene Bertha Amalie Riefenstahl (...) alcanzaron en su cine tan altas cotas de unidad estilística al expresar en los temas que trató y la configuración de sus imágenes el mismo anhelo: una tenaz y persistente búsqueda de la belleza. El estudio y la valoración de su obra no pueden quedar reducidos a los dos filmes citados: por fuerza han de extenderse a lo largo de una fascinante biografía en la que el concepto de la Kunstwollen (voluntad de arte) se vierte en un sinfín de ámbitos, inundando los campos más diversos de la actividad artística". En cualquier caso, subraya el autor, "numerosos testimonios, tango gráficos como escritos, a los que ella no suele referirse en su autobiografía, certifican las estrechas relaciones que la realizadora alemana mantuvo con los dirigentes más relevantes del nacionalsocialismo. Su sincera adhesión al nuevo orden impuesto puede rastrearse en más de una entrevista o declaración pública".

La cineasta satisfizo cinco vocaciones en su vida: bailarina, actriz, directora de cine, fotógrafa y submarinista. Se la puede calificar como "cineasta de la fuerza de voluntad ya que su vida se tradujo en una lucha constante por superar todos los obstáculos hasta alcanzar las metas propuestas, en una demostración permanente de vitalidad y empuje". Y cineasta de la voluntad de arte, "ya que su más acendrada pretensión fue siempre expresar la belleza emanada de una energía del espíritu humano que alumbra esas afinidades que impregnan todas las manifestaciones formales de una época determinada".

En un ámbito dominado casi exclusivamente por hombres "ha de considerarse a la cineasta alemana una auténtica pionera", entre otros aspectos "por la emoción con que llega a expresar el carácter de las masas o el cuerpo en movimiento".

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