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Música

En memoria de Jirí Belohlávek

Uno de los grandes embajadores de la música checa, mantuvo una intensa vinculación con Oviedo

Jirí Belohlávek.

El pasado 31 de mayo falleció en Praga, a la edad de 71 años, el maestro Jirí Belohl ávek, uno de los pilares de la dirección orquestal europea, en la plenitud de su carrera, aclamado en todo el mundo y especialmente reconocido en el repertorio de su país natal, la República Checa, en el que se había convertido en uno de los más respetados profesionales del mundo de la música. Belohlávek consiguió enorme prestigio internacional por la calidad de su trabajo, tanto en el ámbito sinfónico como en el de la ópera. De hecho, en títulos como Jenufa de L. Janácek, estaba considerado como una referencia absoluta.

Nacido en Praga y formado como violonchelista, Belohlávek fue uno de los alumnos de Sergiu Celebidache, director que ha dejado un excepcional legado de discípulos en los principales países europeos, puesto que su labor en la pedagogía de la dirección orquestal ha tenido resultados verdaderamente excepcionales. En 1970 gana un concurso de dirección en su país natal y pasa a ser asistente de la Filarmónica Checa, agrupación que ocuparía todos sus afanes también en la última etapa de su vida. En ese periodo estuvo al frente de la Filarmónica de Brno, orquesta a la que lleva a participar en giras que incluso llegarían a Estados Unidos. Su labor en la capital checa le llevó a fundar otra orquesta, la Filarmónica de Praga a la vez que consolidaba su presencia en otros países, especialmente en Gran Bretaña, con quien tuvo una vinculación muy estrecha al convertirse en responsable principal de la Sinfónica de la BBC y vincularse a festivales como el de Glyndebourne. La ópera, de hecho, lo llevó a trabajar en los principales teatros, desde el Metropolitan de Nueva York, pasando por París, Milán y una interminable lista de ciudades. Como invitado estuvo al frente de las principales orquestas, entre ellas las filarmónicas de Berlín y Nueva York, por poner dos ejemplos, y también dejó profunda huella durante los años que fue principal director invitado de la Filarmónica de Rotterdam.

Tras finalizar en 2012 su periplo londinense, por el que le fue concedida la Orden del Imperio Británico por sus méritos musicales y fue nombrado director emérito de la Sinfónica de la BBC, asumió la titularidad de la Filarmónica Checa con la que tenía contrato hasta 2022, además de ejercer la presidencia del festival Primavera de Praga, en cuya reciente edición ya no pudo participar debido a su delicado estado de salud.

Oviedo tuvo el privilegio de seguir su carrera, ya en algún concierto en el teatro Campoamor, al que posteriormente regresaría en 2009 para recibir uno de los Premios Líricos como mejor director de ópera por una Katia Kavanoba realizada en el teatro Real. Con la Sinfónica BBC en 2010 dirigió una sensacional Quinta sinfonía de Bruckner y hace dos años, en su última actuación en Oviedo, volvió especialmente orgulloso de la calidad de su Filarmónica Checa para ofrecer un programa con obras de Schumann, García-Abril, precisamente con una obra dedicada a su maestro Celebidache, y R. Strauss. Su alegría era inmensa porque acababan de obtener un triunfo total en Nueva York Quedaron pendientes otros proyectos para el futuro que, por desgracia, no se podrán cumplir. Nos deja, en fin, un gran músico y, además, una persona excepcional. Esperemos, como él decía, que la música nos ayude a "dar sentido a nuestras vidas".

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