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Libros

Desmadre apocalíptico now

Con pecado concebido, de Sergi Escolano, es como una novela cómica de Mendoza corregida por "El Jueves"

Desmadre apocalíptico now

Si ustedes ven riéndose con ganas en un transporte público o estación o sala de espera a alguien con un libro entre manos y edad entre 30 y 75, aspecto desprejuiciado y zumbón, es posible que esté leyendo Con pecado concebido, reeditado como inaugural de una nueva colección de humor, con ilustraciones y hasta con un insecto en la página 49. Si ve a alguien indignado, arrojar un libro a la hoguera por blasfemo, lo mismo. Si ve a alguien sonriendo altivo de medio lado y pensando algo así como "ya, ya, pero a ver si tienes valor para meterte con otras religiones", ídem de lienzo. Veamos.

El Anticristo nace en Barcelona, en medio de un complot infernal (sic) de las fuerzas satánicas contra el Cielo, que contraataca haciendo que se conciba un Antianticristo. Y a partir de ello, como dice la contrasolapa, "un sinfín de personajes con la única intención de hacerte pasar un buen rato: Jesucristo, la virgen María, Satán, Judas, ángeles, arcángeles, demonios, santos, dioses de todas las religiones, la Muerte, sacerdotes ninja [llamados, acoto, "Los Santos y Castos Hermanos Ninja"], Malcom I (el primer Papa negro de la historia), Escrivá de Balaguer o el verdadero asesino de Kennedy?", es decir, personajes como el militar Moscatel (señor, sí, señor), o los ángeles funcionarios Apple o Intel (todos "etéreosexuales", al carecer de sexo), un san Miguel gay y un san Gabriel guerrero, notas eruditas de mucha risa al pie, una inagotable querencia por los juegos de palabras y las situaciones más chuscas. Por resumirla de algún modo, esta novela es una de la serie cómica de Eduardo Mendoza cuya última redacción y corrección la hubiera efectuado la Redacción de la revista "El Jueves". El espíritu del conjunto sería lo que el prologuista José Luis Martín indica: "siempre nos queda un arma infalible para luchar contra los miedos, las convenciones y la estupidez humana: el humor". Tres muestras futboleras: "Los humanos no saben que es el departamento de Concesiones Deportivas el que decide quién ganará según el número de peticiones fervientes" (la nota al pie aclara que dicho negociado "ha sido acusado en ocasiones de falta de criterio y transparencia, como los años en que fue dirigido por San Mamés o San Siro"). Segunda: "Vosotros me habéis condenado a un suplicio peor que el de Prometeo, el de Tántalo o el de un hincha del Espanyol". Tercera: "Otros hechos históricos como la desaparición de los Templarios, la muerte de Stalin o la victoria de Italia en el Mundial 82 también fueron orquestadas por la mano negra de la congregación" (los ninjas citados). Y hay muestras, por escoger otro palo, de letras de canciones copiadas literalmente a las que el editor se apura a acotar al pie: "No es plagio, no. Es intertextualización? y que ya era muy tarde cuando el autor escribía este capítulo. Y mira que le dije que no bebiera mientras escribía". Y sale un médico (poseído) que truena: "El futuro es el botellón. Si criamos hijos abstemios serán la risa de los demás en la adolescencia. Acostumbre a su hijo al bebercio. Que no sea una marginado social. ¿Tampoco ha leído el informe de los Doctores Juanito Walker y Justiniano Brooks? Unas eminencias". Y chistes populares aplicados al caso (p. 100). Y burlas crueles de la terminología postmodernista (p. 141, qué bien). Y un puñado de finales alternativos a la novela y de "tomas falsas" de la misma y cachondeos sobre el múltiple punto de vista en el cine. Y hasta un "glup" que, sin duda, emitirá el lector acongojado cuando lea las páginas 181/182. En fin, un collage, un potlatch de ingenio, para que el lector escoja cuál de los tres lectores del comienzo quiere ser.

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