Gijón, J. J.

¿Cómo definiríamos a Chechu?, ¡Un paisanu!, ¡el yerno ideal!, el gregario perfecto. Estos y otros piropos le dedicaron decenas de compañeros ciclistas, directores, mecánicos o periodistas en el documental «Chechu Rubiera. Historia de un gregario» que ayer se presentó en el teatro de la Universidad Laboral que registró una gran entrada.

El documental fue realizado por Luis Ángel Canteli, Poli Álvarez, René Baizán y Hugo Moreno y suponía el primer trabajo de Semeya Producciones. Fue una labor de más de un año de entrevistas y más de 28 horas de grabaciones que tuvieron que comprimir en 80 minutos. En el documental se repasa la trayectoria del ciclista de Baldornón desde que a los tres años le regalaron su primera bicicleta hasta su retirada este mismo año en el Criterium Ciudad de Oviedo. De él hablan entre otros Pedro Delgado, Johan Bruyneel, Álvaro Pino, Samuel Sánchez, Carlos Barredo, Benjamín Noval, Jesús Suárez Cueva, Coque Uría, José Antonio González Linares, Miguel Ángel Chico o Javi Pascual.

Todos ellos desgranaron anécdotas y vivencias desde su llegada a la Escuela de Ciclismo de Las Mestas que dirigía Jesús Rodrigo hasta su último equipo profesional. El propio Chechu era el conductor de este especial resumen de su vida. Y junto a él su familia, su madre Loli, su padre José Luis y sus hermanas Carolina y Ana, todos ellos con su particular forma de contar las cosas. «Vais a salir de aquí con empachu de Chechu» reconoció el protagonista quien se autoproclamó guionista del documental «sentado en el sillín desde los cuatro años».

Jesús Rodrigo, el director de la Escuela de Ciclismo de Las Mestas recordó el primer día de Chechu «chocó con otro niño, se fue a la grada a llorar y tardamos más de un mes en conseguir que volviese a entrenar». De este caída a su triunfo en la etapa reina del Giro del 97 o su decisiva intervención en la victoria de Armstrong en el Tour del 2001, tuvieron su hueco en este reconocimiento a la labor de los gregarios en el ciclismo, homenaje añadido en este documental.

Al final hubo una coincidencia general en todos los entrevistados: Chechu es aun mejor persona que lo fue ciclista y fue el profesional que dignificó el trabajo de los gregarios. Entre el público ciclistas como Julio Coello, Dani Navarro, Coque Uría, el árbitro Mejuto González o Quini. Una cerrada ovación del púbico puesto en pie premió la trayectoria de Chechu y el trabajo de los autores del documental.