Miguel Pérez Cuesta, «Michu», parece empeñado en recuperar el tiempo perdido. Llegó a Primera División con 25 años, pero su estreno está siendo sonado. Ya es el jugador español que más goles ha marcado con el Rayo en Primera División. Ha igualado a Negredo (2007-08 con el Almería) como el debutante español que alcanza los trece goles. Y, a falta de trece jornadas, no resulta descabellado pensar que el ovetense pueda batir el récord de Guillermo Campanal, que en su primera temporada en el Sevilla marcó veinte goles.

Desde que el mayor de los Campanal marcara 20 goles en los 21 partidos que jugó en la temporada 1934-35, ningún asturiano debutante en Primera División ha conseguido superar esa barrera. Ni siquiera el goleador asturiano por excelencia, Quini, se acercó a esa cifra. Y su sucesor natural, David Villa, se quedó en 17 en su primera temporada en el Zaragoza. Michu, que nunca llegó ni a la decena de goles en Segunda o Segunda B, se ha desatado al lado de los mejores.

Michu está dando la razón a los que creían que su estilo de fútbol iba a brillar más en Primera que en Segunda División. El jugador asturiano también atribuye a su entrenador en el Rayo, Sandoval, buena parte de los motivos de su explosión. El técnico rayista ha liberado a Michu de responsabilidades defensivas y en muchas ocasiones ha sido la referencia atacante del equipo. El desglose de sus goles confirma que es un futbolista completo: ha marcado ocho con la zurda, dos con la derecha y tres de cabeza.

Guillermo González del Río García, Campanal I en el fútbol, contó con la ventaja de debutar en Primera División en el Sevilla, que en aquellos inicios del Campeonato de Liga era uno de los equipos más fuertes. Como contrapartida, el avilesino dispuso sólo de 21 partidos para establecer su marca, ya que sólo había doce equipos. Campanal compartió el segundo puesto de la tabla de goleadores, con Elícegui (Atlético de Madrid) y Sañudo (Real Madrid), todos ellos a mucha distancia del «Pichichi» de aquella Liga, Isidro Lángara, que marcó 27 goles en los 22 partidos que jugó con el Oviedo.

Curiosamente, Campanal I nunca más alcanzó la cifra de goles de su debut en Primera, pese a que después de la Guerra Civil formó parte de la delantera más famosa de la historia del Sevilla, conocida como «Los Stukas». Aún así, cuando se retiró en 1946, tras su novena temporada en el Sevilla, Guillermo Campanal había redondeado la cifra de cien goles.

Aunque Campanal, de momento, le queda lejos, Michu tiene en su mano superar la marca de tres de los mejores jugadores de la historia del fútbol asturiano: ya ha igualado a Quini, que necesitó 30 partidos para llegar a los trece goles en la temporada 1970-71; está a dos de Luis Enrique, al que sus quince goles de la temporada 1990-91 le abrieron las puertas del Real Madrid, además de clasificar al Sporting por última vez para la Copa de la UEFA, y a cuatro de Villa, que confirmó a las primeras de cambio que su olfato goleador en el Sporting también era válido para la máxima categoría.

Michu es todo un modelo de efectividad. Ha logrado sus trece goles después de 63 remates, lo que supone un porcentaje de acierto del 21 por ciento. Mejor, por ejemplo, que el último delantero incorporado a la selección, Soldado (diez goles y un porcentaje del 20), Falcao (15 y el 19 por ciento) y ligeramente por detrás de Fernando Llorente, que ha necesitado 59 remates para llegar a los trece goles (22 por ciento de acierto). Con sus dos tantos al Racing, Michu igualó a Llorente como el máximo goleador español del momento.