La contribución asturiana al campeonato del mundo de balonmano no se limita a los jugadores. El trofeo que recogieron los gijoneses Alberto Entrerríos y Carlos Ruesga el pasado mes de enero es obra de un asturiano, Constantino Rozada Castro, conocido como Tino Rozada, según revelaron ayer familiares del ya fallecido escultor y pintor sierense.

Tino Rozada es asimismo es el autor del monumento a El Carmín, sito en la plaza de Les Campes de Pola de Siero. Rozada nació en Lieres aunque estuvo toda su vida especialmente vinculado a la Pola, localidad en la que falleció hace ya más de veinte años.

Antes había dado muestras de su amor por el deporte haciendo una figura que acabaría siendo elegida nada menos que como el trofeo del campeonato del mundo de balonmano. España, también campeona del mundo en 2005, en aquella ocasión con tres asturianos en la cancha, los hermanos Raúl y Alberto Entrerríos y el avilesino Rubén Garabaya, tiene pues dos de la figuras de Rozada en su poder.

El trofeo estuvo recientemente en Asturias, tras gestiones de la Federación Asturiana, en donde pudo ser contemplado en Oviedo, Gijón y Avilés rodeado por un gran éxito popular, pues fueron muchas las personas que se fotografiaron con él.

La escultura, que representa un lanzamiento de un jugador de balonmano, es producto del interés por el deporte que sentía Tino Rozada, uno de sus temas preferidos, pues «en él se combinan el esfuerzo, la entrega, el valor, la deportividad, valores que consideraba especialmente valiosos y que transmitió a todos sus hijos», según Pablo Hugo Rozada Vena, hijo de Tino, también escultor, y su mujer, María Teresa Rodríguez González.

Pablo Rozada y María Teresa Rodríguez cuenta que Tino Rozada, de formación autodidacta, desarrolló el grueso de su carrera profesional entre finales de los años sesenta y ochenta del pasado siglo con numerosas exposiciones en toda España, pues después de exponer en Asturias dio el salto a salas y certámenes de Barcelona (como el II Encuentro español de Arte Actual y la V Bienal Internacional del Deporte en las Bellas Artes), Bilbao (Exposición Nacional de Bellas Artes), Palma de Mallorca, Valladolid y Madrid (Palacio de Cristal del Retiro) y prestó especial atención además del deporte al mundo del trabajo, campo en el que trabajó especialmente la labor de los mineros.

El crítico de arte Jesús Villa Pastur escribió de Tino Rozada que «es capaz de otorgar vida real y artística al hierro. Resulta sorprendente cómo partiendo de un autodidactismo radical se ha podido llegar a un dominio tan extraordinario, tan exhaustivo, de esa dinámica imbricación "bulto-hueco" que es raíz y ramaje a la vez de la escultura».