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Noah encontró la poción mágica

Joakim Noah también juega al baloncesto, pero ahora mismo está en las antípodas de Llull. Noah lleva diez años en la NBA y, pese a que su carrera ha ido a menos por las lesiones y otro tipo de problemas personales, el verano pasado firmó un contrato con los New York Knicks por cuatro años y 72 millones de euros. El pasado viernes, en plena recuperación de una lesión de rodilla, Noah sufrió una suspensión de veinte partidos por quebrantar el programa antidopaje de la NBA. El jugador dio positivo por una sustancia que, para entendernos, aumenta la masa muscular y disminuye la grasa corporal. Lo curioso del caso es que Joakim es hijo de Yannick Noah, uno de los mejores tenistas del mundo a finales del siglo pasado, que en 2011 se presentó como un defensor de la limpieza en el deporte a costa de desprestigiar los éxitos de los deportistas españoles. "¿Cómo puede una nación dominar el deporte de la noche a la la mañana?, se preguntaba en un artículo en "Le Monde". Y añadía: "El deporte es como 'Asterix en los Juegos Olímpicos'. Si no tienes la poción mágica, es difícil ganar". Parece que su hijo la encontró.

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