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El día que Quini hizo de Puche en la URSS

El fotógrafo, ya fallecido, prestó su cámara a El Brujo en el único partido que España jugó en la Unión Soviética, en 1971

En la primera foto: Rexach, Benito, Amancio, Violeta (sentado), Reina, Churruca, Mur, Claramunt, Iribar, Pirri (con venda) y Gárate de espaldas; y en la segunda, Reina, Churruca, Claramunt, Gárate y Costas de espaldas, en las fotografías que tomó Quini con la cámara de Puche en su viaje a la Unión Soviética.

Las fotografías de Quini se amontonan en cajas en la casa de Avilés del difunto fotógrafo Ubaldo Puche. Bien lo sabe su hijo, Ubaldo Puche, que pacientemente las recopila y clasifica para hacerlas llegar al museo sobre Enrique Castro, que prepara el Sporting para homenajear al delantero.

El archivo atesora documentos desconocidos. Como los retratos realizados por El Brujo el 29 de mayo de 1971 en Moscú con la cámara del longevo fotógrafo. Fue el día que Quini hizo de Puche en el único viaje de toda la historia de la selección española a la Unión Soviética.

"La relación entre ambos era estrecha. A mi padre siempre le encantaba mandar recados y también Moscú por su pasado en la División Azul, así que le empaquetó la cámara para que le hiciera unas cuantas fotos", rememora el hijo de Puche. "La confianza era total, así que era difícil que Quini se negara a nada", añade.

En 1971, con la dictadura de Franco aún sin fecha de caducidad, viajar a la Unión Soviética era toda una aventura. España nunca había jugado allí hasta la fecha y nunca más lo haría. Fue un partido de clasificación para la Eurocopa de 1972 de Bélgica, el 30 de mayo de 1979. La selección de Kubala fue derrotada por dos goles a uno. Churruca fue titular, pero Quini no llegó a jugar ni un solo minuto.

La relación entre Puche y Quini se forjó cuando el delantero tan solo era Enrique Castro. Fue la etapa del futbolista en su barrio de la infancia, el poblado de Llaranes, en Avilés. "Jugué con él en los Salesianos. Curiosamente, Quini se ponía de portero y Castro de delantero, porque Castro era más alto y por tanto más temible. Quini tenía mejor salto", cuenta Puche sobre aquellos años de largos partidos de patio de colegio sobre el campo de carbón de la escuela.

"Íbamos a ver al Sporting desde siempre. Cuando ficharon a Quini, la gente nos preguntaba: 'oye este guaje del Ensidesa qué tal será vosotros que sois de Llaranes y le conocéis", recuerda Ubaldo. "Nosotros solíamos ir al campo y siempre llevábamos a alguien en el coche. Hubo un tiempo en que llevábamos a Mari Nieves -la viuda de Quini- cuando eran novios", completa.

Puche empezó a hacer fotos del Sporting y de Quini mucho antes de dedicarse a la prensa. "Mi padre no sabía estarse quieto. Necesitaba estar cerca de la acción. Así que saltaba al campo y se ponía en la portería en la que atacaba el Sporting. Fue antes su pasión por el equipo y por la foto que la acreditación de periodista", asegura su hijo en su casa de Oviedo.

En el archivo de Puche conviven muchas fotografías. Si hay una en la retina de los todos los aficionados es la de la mítica volea de Quini en un partido contra el Rayo Vallecano, 31 de octubre de 1976. "Por esa foto, mi padre no se enriqueció. La regalaba firmada por Quini. El jugador le solía picar diciendo 'anda que te estás haciendo rico a mi costa' porque sabía que no vendía ni una", cuenta Ubaldo Puche.

"Esa foto ahora circula por ahí. La visto en chapas y en camisetas. Hay incluso gente que la vende firmada por internet. No deja de ser curioso, la verdad", señala desde su salón. Sobre la mesa, el hijo de Ubaldo Puche, a sus 68 años, espolvorea los recuerdos de su padre. Entre ellos hay tesoros como el día que Quini hizo de Puche en la Unión Soviética.

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