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El Marino, ante un 5 estrellas

Oli tiene toda la pólvora disponible para medirse al Castilla, cuya llegada a Avilés, con Raúl a la cabeza, causó gran expectación

A la izquierda, Raúl González Blanco, a su llegada a Avilés. A la derecha, varios jugadores del Castilla, a las puertas del hotel Palacio de Avilés. MARA VILLAMUZA

CAMPO Miramar

hora 17:00

ÁRBITRO López Jiménez

Un grande en horas bajas. Así es ahora mismo el Real Madrid Castilla, que visita hoy Miramar para medirse al Marino. El filial blanco, que marcha décimo y aventaja a los de Oli en tres puntos, llega a Luanco con la imperiosa necesidad de conseguir los tres puntos si quiere acabar la temporada luchando por los puestos de ascenso. Por su parte, los luanquinos afrontan el partido con la única baja de Pablo Pérez y con el convencimiento de poder plantear un partido bronco que impida que brote la calidad de los Fidalgo, Baeza o Pedro.

Con una media de edad de 20,5 años, el Castilla es según el portal Transfermakt la segunda plantilla más cara del grupo I de la Segunda División B, con un valor de 7,45 millones de euros, una cifra muy alejada de los 1,35 en los que la web tasa al Marino de Luanco.

Pese a que en el filial merengue juegan algunas de las grandes promesas del fútbol español, sin duda quien más flashes y atención acapara es su entrenador, Raúl González Blanco. De hecho, la leyenda blanca fue ayer la gran atracción de la llegada de la expedición del Castilla al céntrico hotel avilesino Palacio de Avilés, el único cinco estrellas de la comarca.

Además de Raúl, uno de los más demandados ayer era Fidalgo. El sierense, faro del juego ofensivo madridista, sonó con fuerza el pasado verano para reforzar a Real Oviedo y Real Sporting, clubes por los que pasó en su etapa de formación antes de recalar en La Fábrica. Fueron varios los aficionados que echaron de menos a Javi Hernández, que no viajó con el equipo por lesión y que la temporada pasada jugó cedido en el Real Oviedo.

Por su parte, el Marino de Luanco afronta el encuentro con la única baja de Pablo Pérez, que esta semana sufrió una fractura ósea en una mano durante un entrenamiento. Oli tendrá toda su pólvora para tratar de llevarse el encuentro a su terreno. Una de las principales bazas que tendrán a su favor los locales serán las gradas de Miramar, que esperan una de las mejores entradas de la temporada. También el estado del terreno de juego, que se prevé blando, lo que puede entorpecer el juego de toque que presumiblemente planteará el Castilla.

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