En pleno siglo XXI ya no cuela que el deporte vive en un mundo aparte. Sus practicantes, entrenadores y dirigentes tienen los mismos derechos y deberes que los de otras actividades. Incluso los de las entidades más modestas, aquellas que dependieron, y siguen dependiendo, del sacrificio y la buena voluntad de la gente. Por eso vienen bien iniciativas como la de Javier Hurlé, especialista en gestión deportiva y coordinador desde hace poco más de un año del programa "Prada", un instrumento de ayuda para el deporte base asturiano. Más de veinte clubes ya se dejan asesorar por Hurlé y, a juzgar por las palabras de sus responsables, están encantados.
"Dormir tranquilo no tiene precio". Es la respuesta de César González, director técnico del Club Bádminton Oviedo, cuando habla de las ventajas que supone la contratación de Hurlé. "Cuando empezamos con el club, hace 25 años, éramos muy inconscientes", añade González, convencido de la importancia de hacerlo todo de acuerdo con la ley. Porque, entre otras cosas, los dirigentes deportivos ahora saben que las consecuencias de su gestión pueden acarrear responsabilidades incluso penales.
En la presentación del programa "Prada", en enero de 2019, Javier Hurlé lo resumía en una frase: "El deporte base ha crecido de forma poco controlada". Hurlé aclara que ya no se puede ver esta actividad como la consecuencia de la decisión de un grupo de amigos que se juntan para hacer deporte, o para que lo hagan otros: "En Asturias hay 1.900 clubes y 93.000 licencias federativas, que mueven 60 millones de euros todos los años procedentes de la inversión pública para el deporte base".
Javier Hurlé, graduado social y máster en gestión de deporte, decidió aprovechar sus conocimientos en Derecho y su experiencia como director técnico del Club Natación Ciudad de Oviedo, para ayudar a los que sostienen el deporte base en Asturias. Se rodeó de expertos en otras materias, como la fiscalidad, para que no quedase ningún cabo suelto: "'Prada' es un programa de asesoramiento integral a los clubes: jurídico, organizativo y metodológico. Y a las administraciones locales les ofrecemos formación".
Olga López de Zubiría, presidenta del Club Gimnasia Rítmica La Corredoria, no dudó en rascarse el bolsillo para contar con esta ayuda: "No lo vemos como un gasto, sino como una inversión para mejorar el club". Por ejemplo, para pasar de ir llamando a la puerta de los comercios de La Corredoria a una reunión con la Federación de Empresarios (Fade) propiciada por Hurlé para captar patrocinios. "En la directiva somos cinco madres y creo que no lo estábamos haciendo mal, pero necesitábamos ayuda", reflexiona López de Zubiría.
Por ejemplo, para regularizar la situación de sus trabajadores: "Tenemos cinco entrenadoras fijas y dos externas. Yo las veía a todas igual, pero Hurlé me dijo que tenía que hacer un organigrama". La presidenta del Club de La Corredoria también destaca la inmediatez: "Cuando tengo una duda tiro de teléfono y lo soluciono al momento. Puede ser para cosas como la organización de un viaje porque no conocíamos los peligros a los que nos exponíamos".
Javier Hurlé asegura que para una gestión responsable y eficiente de clubes deportivos es necesario que sus dirigentes adquieran nociones de Derecho del Trabajo, fiscalidad y protección jurídica de los menores. En este último apartado destaca la exigencia de un certificado que acredite que las personas más próximas a menores de 18 años no han cometido ningún delito sexual.
"Con una autorización del entrenador pedimos el certificado directamente a Justicia", destaca César González como otra de las ventajas del asesoramiento de Hurlé, al que conocía desde hace años y que se convirtió en su gran apoyo desde diciembre. "Siempre que le llamo está disponible. Antes teníamos una asesoría, pero les faltaban conocimientos sobre normativa específica del deporte. Entre otras cosas, ahora hemos contratado un seguro de responsabilidad civil para los directivos".
