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Las escuelas piden carreras: Responsables del ciclismo de base asturiano consideran que la ausencia de competiciones lastra el progreso de los niños

Los componentes de la escuela de Las Mestas Marcos León

Las escuelas son el primer peldaño del ciclismo de base. Las restricciones sanitarias por el covid-19 han afectado a todos los deportes y en el caso del ciclismo han tenido una repercusión directa en los más pequeños. Para Manuel Prieto, presidente de la Escuela de Ciclismo Santi Pérez y vicepresidente y responsable de Escuelas y Carretera en la Federación Asturiana de ciclismo, las escuelas en Asturias “llevamos entrenando desde marzo, pendientes de que se puedan celebrar las pruebas de los Juegos Escolares y también de que a partir de julio se pueda disponer de un calendario de competiciones”.

Los componentes de la escuela de Colloto LNE

La Escuela Santi Pérez tiene dos secciones, una en Grado y otra en Castrillón, además de los equipos cadete y juvenil. Manuel Prieto tiene claro que “para los chavales se hace duro entrenar sin poder competir. El año pasado sólo se celebró una carrera en Viella y así es difícil motivarles. Pero es lo que hay y tenemos que adaptarnos a ello. Lo peor es la incertidumbre, el no saber si habrá un calendario de carreras”.

Los componentes de la escuela de Santi Pérez LNE

A pesar de la pandemia, Manuel Prieto asegura que “el número de ciclistas sigue siendo el mismo con respecto al año anterior. Hay algunos menos en las escuelas, pero en cadetes y juveniles se mantiene” y destaca que Asturias hay una buena base. “Entre hombres y mujeres tenemos en torno a las 65 licencias en cadetes y 40 en junior, con más de 200 licencias en las escuelas”. Para Manuel Prieto, el principal fallo en la promoción está “en la organización de las carreras, sobre todo a nivel de cadetes y juveniles. En Asturias tenemos muy pocas. Por suerte tenemos la Montaña Central y en cadetes se va a disputar los Valles Mineros en julio. Habrá dos o tres carreras de juveniles y tres o cuatro de cadetes cuando tendría que haber seis por lo menos de cada categoría. Ese es el mayor lastre que tenemos”.

Por su parte Celso Fernández, presidente del Club Ciclista Colloto, un referente del ciclismo asturiano, creado en 1975 y con equipos en todas las categorías, destaca: “Las escuelas –con niños entre los 5 y los 14 años– estamos entrenando para tener a los niños entretenidos. No estamos autorizados a competir. El año pasado solo se celebró una competición y no hubo más. Este año se anuló la Vuelta Junior que se celebraba en la calle Uría coincidiendo con el final de la Vuelta a Asturias, que era una fiesta para los más pequeños, y es normal que cunda el desánimo entre los padres y chavales. Es difícil estar con ellos y motivarles para que no dejen el ciclismo por otras cosas, pero todos los deportes estamos en parecida situación”.

Celso Fernández considera que, a pesar de todas las restricciones, “el número de corredores no se ha reducido. Nosotros tenemos en torno a los 40. Creo que es una cifra muy alta, en ese apartado no tenemos ninguna queja. El problema viene porque los críos quieren competir y tenemos que esforzarnos para paliar ese déficit. Menos mal que podemos entrenar. Lo hacemos con muchas limitaciones, en grupos reducidos por edades y con rígidas medidas de seguridad. En lugar de hacer entrenamientos de dos horas, los hacemos de cinco, pero es lo que toca y tenemos que adaptarnos”

Chus Rodrigo, director de la Escuela de Ciclismo Las Mestas, que tiene 28 licencias de escuelas, 20 de cadetes y 15 de juveniles, tiene claro que el problema para el ciclismo de base en Asturias radica en la “falta de carreras. Un año sin competición te baja la moral al suelo y luego hay que tener en cuenta la repercusión que eso tiene en determinadas edades. El paso de cadetes a juvenil de segundo año se nota mucho. Hay corredores que están muy verdes porque un año en blanco se acusa demasiado”. Para Chus Rodrigo, la suspensión de la Vuelta Junior que se disputaba en la última jornada de la Vuelta a Asturias “supone un duro golpe para el ciclismo de base. Era la fiesta del ciclismo y todos acudían con una gran ilusión. Además, el circuito no era peligroso y la posibilidad de compartir la llegada con los profesionales y verles de cerca era un gran aliciente”. En cuanto al nivel del ciclismo de base en Asturias, Chus Rodrigo destaca que “está bien. El año pasado pasó a profesionales Pelayo Sánchez y para el que viene creo que Pablo Díaz, que hizo tercero en el Trofeo Valenciaga, está en puertas. Luego, tenemos buen nivel en juveniles”.

Lo que sí echa de menos es que haya carreras. “En Asturias estamos en precario. Hay muy pocas. Desde los tiempos en que Chechu Rubiera estaba con nosotros, no salimos tanto a correr fuera”. Rodrigo cree que ese déficit de carreras se debe a varios motivos: “las muchas trabas burocráticas para organizarlas, Tráfico complica mucho las cosas, los seguros para realizarlas... La falta de patrocinio privado, por lo que siempre se tiene que acudir a los ayuntamientos y al Principado. Todo influye. En nuestro caso, si tengo que gastar 3.000 euros en organizar una carrera, prefiero llevar a los ciclistas a correr fuera”.

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