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Rugby: El Oviedo lucha por el campo

El presidente del club espera el acuerdo Principado-Ayuntamiento para contar con un césped artificial

Un partido en el campo del Naranco. Irma Collín

Los equipos del Real Oviedo Rugby ya están a plena actividad, tras el parón obligado y los meses de entrenamientos sin competición, pero el principal problema del club, el mal estado del campo del Naranco, se eterniza. Los partidos en casa siguen siendo un problema para los jugadores y jugadoras azules, que pelean tanto con los rivales como con el barrizal. No obstante, el presidente del Oviedo Rugby, Arturo Méndez, empieza a ver luz al final del túnel por el cambio de actitud del Ayuntamiento y del Principado.

“Por lo menos hemos conseguido que se sienten a hablar”, asegura Méndez sobre las dos instituciones de las que depende el terreno de juego. “Los técnicos han estado revisando las instalaciones para hacer una evaluación del coste de la colocación de un césped artificial y de renovación de otras dependencias. Cuando lo tengan perfilado será el momento de acordar qué aportación hará cada uno. O sea, que va lento, pero creo que esta vez va de verdad”.

Desde el club también quieren poner su granito de arena porque, según Méndez, podría aprovecharse la remodelación para abordar otro tipo de mejoras. “La grada está descentrada respecto a la línea de centro del campo”, señala el presidente, que traslada la propuesta de unos técnicos que colaboran con el club: “Esto era así porque el fondo oeste, que da al Parque Purificación Tomás, está demasiado cerca de la caída natural del agua de lluvia que baja del Naranco. La propuesta de los técnicos es separar el campo de esa zona de humedad, centrándolo respecto a la grada y desplazándolo unos metros hacia el este”.

Esta actuación también permitiría habilitar una nueva entrada a las instalaciones del campo del Naranco, que dé acceso tanto a la grada cubierta actual como a una nueva zona de césped en talud en el lateral norte y esquina noroeste, que podría servir de grada natural, aumentando considerablemente el aforo del campo.

Arturo Méndez, en cualquier caso, es consciente de que la solución para el campo tardará en llegar porque el coste de un césped artificial de última generación ronda los 300.000 euros.

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