“Estaba con mis amigos sentado en un palco del estadio. Un aficionado del Querétaro saltó al césped y mostró tatuajes con el escudo del equipo. Se calentaron los ánimos y la afición del Atlas invadió la cancha. Todo el mundo se pegó en el césped y también en las gradas. Pasamos muchísimo miedo. Delante mío, un aficionado del Atlas se quedó medio muerto en el suelo. Le dieron con un tubo de hierro. Nosotros no pudimos hacer nada y es lo peor que nos ha pasado en la vida”. El testimonio es de Jos Dorantes, un hincha del club mexicano Querétaro, testigo directo de la sangrienta batalla campal que tuvo lugar en la pasada madrugada entre radicales del citado equipo y del Atlas. “Vimos a un aficionado pegar a una mujer. Es algo muy triste que deja muy mal a nuestro país”, explica Dorantes, todavía conmocionado. Lo sucedido ha dejado en shock al fútbol mexicano, que suspendió todos los partidos por los incidentes. Hay decenas de heridos y confusión con los posibles fallecidos. El gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, descartó que hubiese muertos, aunque las imágenes y los vídeos de la batalla campal siembran la duda. “Las autoridades dicen que no hay muertos, pero a nosotros nos pareció ver algún cadáver”, explica Dorantes. La seguridad el estadio se vio desbordada por los hinchas, que incluso vieron abiertas las puertas para campar a sus anchas. “No había prácticamente policía”, dice Dorados. Lorenzo Fernández, asturiano residente en Querétaro, amigo de Dorantes, asegura que la ciudadanía está “indignada con lo sucedido, que ha sido un caos. Querétaro es una ciudad tranquila y segura”. Fernández pone énfasis en la confusión de los datos oficiales: “Nos fuimos a dormir con 24 muertos y despertamos con que había heridos”.
