El volcán Calbuco no solo ha producido grandes desastres, la reducción de espacio aéreo a los aviones, y que sus cenizas chilenas hayan creado problemas en Argentina. Esas cenizas también han paralizado una central hidroeléctrica de titularidad asturiana que llevaba dos años vertiendo energía a la red.
El asturiano Manuel Muñiz, antiguo minero, se empeñó en salir de esta situación haciéndose ayudante facultativo de Minas. Estuvo en Ensidesa en Avilés y consiguió algunos récords en el sangrado de altos hornos. Mientras, instaló una carpintería en la zona y llevó para administrarla a uno de sus hijos. Simultáneamente aprovechó la producción de escorrentía en pequeñas centrales de montaña hasta que se lo impidieron los ecologistas. Salió a subasta la vieja central de la Fuentona de los Arrudos y nuestro hombre se la pisó a Hidrocantábrico-EDP, la modernizó y amplió.
Manuel Muñiz hizo varios viajes para ver la concesión en Chile, contrató aquí un ingeniero para dirigir la obra y hace dos años dejó la empresa y se instaló por su cuenta en el país andino. A sus 79 años, Muñiz está tranquilo. Cree que el volcán Calbuco se apagará y que el agua del río Negro limpiará las cenizas que paralizan ahora la central, que por otra parte está asegurada.