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Ahora sí

Razones para no votar el próximo domingo

Ahora sí

Ahora sí, ahora sí que no voto, ni harto vino. Pues aténgase a las consecuencias. Pues aténgome. ¿Y ese cambio? Mire, espero que haya visto la noche anterior la pantomima del debate o la debacle, como mejor guste, yo me quedo con lo segundo. Hubo más de lo mismo y malo. Y lo peor, el silencio cuando había que echarlo a gritos. Lo peor de un político es ser un pasmarote, y los nuestros demostraron pasmarotismo por la derecha y la izquierda. ¿Cuál fue el minuto de caca? Cuando Abascal sacó la lengua a pacer, que sonrojó a una audiencia no acostumbrada a tales despropósitos de un recalcitrante fascismo. Pasemos revista a sus perlas: falsedad en los testimonios, 70% de violadores son emigrantes, xenofobia con fronteras, racismo sin fronteras, la violencia de género es un cuento chino, ellas son las malas, llevarse por delante partidos políticos que no son de su agrado al estilo Hitler, desmontar las autonomías porque son muy caras, y él lo sabe, que de ellas el sobrino de la Aguirre chupó del bote en una oficina para controlar los agujeros de las regaderas que se exportaban a Taiwán, por ejemplo, en fin, el nuevo dictador largó una andanada de agresiones a nuestra Constitución, pendiente de retoques, pero le guste o no al señorito, aún vigente, menos mal.

¿Y la réplica de los otros? Les pasó como a lo nenos mimosos, que les comió la lengua el gato. Calladitos, mirando al tendido, haciendo un sudoku en sus apuntes. Según escuchaba al Abascal, convencido estaba de que le iban a caer por la derecha y la izquierda, pero no, oiga, ni una simple colleja, que es violencia menor. O, por lo menos, salir del plató caso de no abandonarlo el sujeto agresor. Mala cosa cuando la libertad para el improperio campea a sus anchas y, encima, sin respuesta. Si pensaban que el debate iba a darnos alas para el voto, pensaron bien, cumplieron con su misión. Si ellos no son capaces de responder a tamaña ofensa a los derechos más elementales de boca de un energúmeno, en la tele y en directo, y se guardan la ineludible replica en el bolsillo, es decir se abstienen de forma tan flagrante, este ciudadano repetirá jugada, guardará la papeleta en el bolsillo. Porque es evidente, ninguno me representa, ni a mí, ni a los millones de ciudadanos que aún pensaban que el coraje y la dignidad, aunque sea a dosis mínimas, sobrevivían en el espíritu de nuestros políticos para defender la democracia.

Ahora sí, ahora sí que ha saltado la alarma de la ultraderecha, y la respuesta demócrata se la llevó el viento.

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