Satisfacción pero sin la euforia del pasado 28 de abril en el cuartel general de la Federación Socialista Asturiana (FSA). La alegría tenía su fundamento en la tercera victoria consecutiva, pero la rebaja en la celebración venía por las dudas existentes acerca de que el triunfo traiga pareja la gobernabilidad del país. El mensaje de Adrián Barbón anoche fue nítido: "Los intereses de Asturias necesitan un Gobierno plenamente operativo para los próximos años".

La intervención del secretario general de la FSA y presidente del Principado se hizo esperar. No salió a hablar hasta el filo de la medianoche, después de que Pedro Sánchez lo hiciera a las puertas de Ferraz, donde estaba la cabeza de lista por Asturias, Adriana Lastra.

"Gracias por darnos nuevamente por tercera vez en este año la victoria electoral. Los ciudadanos cada vez que han sido convocados a las urnas este año han dicho alto y claro que la fuerza en la que confían es el PSOE, declaró de entrada Barbón, esperado por el resto de candidatos, cargos y afiliados que siguieron el recuento en el salón de actos de la sede de la FSA, en la calle José Maldonado de Oviedo, donde la alegría estaba mucho más contenida que seis meses atrás. Y destacó que la asturiana es una de las federaciones que mejores resultados ha cosechado en todo el país, "con 6 de los 11 escaños" (Congreso y Senado) que se repartían en la circunscripción de Asturias.

Pero el clima era bien distinto al de medio año atrás cuando los socialistas asturianos habían puesto fin a la travesía del desierto de once años de derrotas en elecciones generales en la región. Barbón hizo "un llamamiento a la responsabilidad" al resto de partidos porque "los intereses de Asturias necesitan un Gobierno plenamente operativo para los retos que debe afrontar la región en los próximos años".

El líder de la FSA evitó entrar en mayores análisis que habrán de llegar hoy tras la reunión con su ejecutiva, en la que analizarán un resultado que mejora ligeramente en porcentaje el cosechado medio año atrás aunque reduce la ventaja sobre la segunda fuerza, el PP-Foro, a tan solo 56.000 votos cuando entonces había estado en torno a los 95.000. Pese a ello, la maquinaria electoral socialista volvió a funcionar, imponiéndose en 70 concejos.

La holgada victoria en Asturias miraba, no obstante, de reojo, al complejo tablero de ajedrez de la política nacional. "Hay que estar tranquilos. Mañana veremos el resultado de otra manera", comentaba en "petit comité" la senadora electa María Fernández, que como el resto de candidatos socialistas prefirió poner el foco en el grado de responsabilidad de los otros partidos tras la segunda victoria consecutiva de Pedro Sánchez en las urnas.

Apesadumbrados

Los socialistas no ocultaron su preocupación por el avance de Vox. "Llevamos advirtiendo toda la campaña del avance de la extrema derecha. Hablamos claro de que esto podía pasar, por eso la importancia de la movilización en estas elecciones", manifestó Gimena Llamedo. Unas palabras que fueron corroboradas por el número uno al Senado, Francisco Blanco, quien admitió que en el PSOE estaban "apesadumbrados" con el resultado de Vox. "Los postulados de ese partido son inaceptables", recalcó el candidato al Senado, mientras que Barbón justificó "el cordón sanitario a Vox".

La llegada de Roberto Morís, el número tres al Congreso, a la sede de la FSA reflejó las diferencias respecto a abril. La euforia de aquella noche, cuando se confirmó el 3-1 sobre el PP-Foro, se quedó ayer en una felicitación.