En la actualidad se estima que al menos un 2,28% de la población mundial tiene altas capacidades intelectuales, si se tiene en cuenta su coeficiente intelectual. Una estimación que se considera metodológicamente obsoleta y que se eleva a cerca del 10% según el desaparecido psicólogo estadounidense Gagné y al 20% según su colega Renzulli.

En la etapa escolar, un elevado número de alumnos superdotados y de alta capacidad terminan en fracaso escolar y con problemas emocionales por no recibir educación especial en el aula, por lo que es fundamental que el profesorado esté formado de forma adecuada para atender a los niños y niñas más brillantes. Algunos centros educativos, como el colegio Santa María del Naranco de Oviedo, se han puesto manos a la obra en esta cuestión y han puesto en marcha medidas para evitar esta "pérdida de talentos". La principal, según cuenta Jaime Nicolás, director del colegio, es el programa "Dynamis", iniciado hace cuatro años, que se basa en tres puntos y para el que cuentan con el apoyo, colaboración y dirección de la doctora en Psicología Patricia Solís:

-Formación del profesorado para que sean capaces de diagnosticar e intervenir con aquellos alumnos talentosos. Asimismo, es importante que sepan tratarlos desde el punto de vista emocional.

-Identificación de estos alumnos gracias a la labor conjunta de profesores y padres. Si ambos coinciden en su diagnóstico, se les hace un test interno. Esta preparación del personal docente y el trabajo coordinado con los padres está logrando excelentes resultados. Según los datos que manejan en el colegio ovetense, en Asturias están identificados solo el 0,79% de los alumnos con altas capacidades, porcentajes que a nivel interno son mucho más elevados gracias al triaje de las familias, tutores y el test, ya se ha diagnosticado al 9,6% de los alumnos y alumnas de Educación Infantil (5 años), un 9,7% del alumnado de Educación Primaria y un 22,6% de los estudiantes de 1.º de Educación Secundaria Obligatoria. "Estos alumnos son todos talentosos, ya sea en arte, lengua, matemáticas, deporte, comunicación o liderazgo, entre muchos otros aspectos", comenta el director del centro, para quien es "un reto y un acto de justicia atenderlos".

-Aulas de enriquecimiento, espacios donde estos alumnos desarrollan sus talentos. "Porque si un talento no se cultiva, se pierde", apunta Nicolás.

Con una experiencia educativa que se remonta a 116 años atrás, el centro escolar conjuga la experiencia y tradición centenaria con una apuesta decidida por la educación en valores para proyectar sus enseñanzas con una perspectiva de futuro. Para el personal docente, cada alumno es único y por ello trabajan de forma individualizada, haciendo especial hincapié a la atención a la diversidad. Esto se hace extensible al alumnado con diversidad funcional, el cual cuenta con una sala multisensorial que coordinan el servicio de fisioterapia y el departamento de orientación del colegio. "Es un entorno preparado con diferentes estímulos sensoriales con los que se trabaja de diversas maneras para obtener varios tipos de respuestas", cuenta el director. En total son 28 los alumnos desde Infantil hasta Secundaria que utilizan este espacio, calificado como "oasis y espacio de calma en el colegio".