La educación adquiere más importancia día tras día. Parece que en los últimos años todo el mundo se ha dado cuenta de la necesidad de una buena base educativa para desarrollar adultos social y emocionalmente conscientes, así como competentes para el futuro al que se tendrán que enfrentar.

A las consolidadas materias STEAM (Science, Technology, Engineering, Arts and Mathematics), creadas para trabajar la inclusión de género principalmente, se han añadidos otras que, según la comunidad de docentes y los expertos, son de vital importancia para poder seguir avanzando hacia una educación mejor: las llamadas "Soft kills (o habilidades blandas)", por ejemplo, ocupan cada vez más lugar en el aula. Además, es ya de buen sabido que la educación emocional y en valores es otra de las protagonistas en colegios de todo el mundo, e incluso algunos han llegado a introducirla como asignatura). A estas pueden sumarse otras áreas como el teatro, perfecto para trabajar el trabajo en grupo, la sociabilización o las emociones; y la educación ambiental, tan importante en la época actual.

Pero, pese a que la educación está avanzando a pasos agigantados, todavía hay cuestiones básicas y esenciales que fallan dentro del aula. Quizá una de las que más preocupan, y el principal reto al que se enfrentan los profesores actuales es la motivación del alumnado y el clima en el aula, que no es el mejor. Así lo indican las cifras: de los 2.174 casos que atendió el curso pasado el Defensor del Profesor de la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza (ANPE), el 21% estaba relacionado con problemas para dar clase, debido al clima inadecuado y a las conductas disruptivas desencadenantes.

La clave está en la relación docente-alumno

Los docentes están de acuerdo a la hora de afirmar que una de las claves principales para conseguirlo es dedicar mucho tiempo a conocer a los alumnos, incluso, de forma personal e individual. Para ello, es necesario generar confianza, observar sus dinámicas y consensuar una serie de rutinas para cada uno. Un trabajo que, señalan, puede llevar tres, cuatro o cinco meses. Asimismo, consideran fundamental generar empatía con los alumnos, buscar complicidades y motivarles, porque en ocasiones la desmotivación puede crear conflictos en el aula. Este es uno de los principales retos que en estos momentos tiene el profesorado. Los docentes deben conseguir que sus alumnos comprendan cuánto les puede ayudar la formación y lo útiles que son los conocimientos.

Soluciones

Los expertos coinciden en señalar varios tips que deberían tener en cuenta todos los colegios:

-Crear una cultura del aula que incluya el trabajo con valores, la escucha activa o la tolerancia.

-Trabajar el terreno emocional y la motivación

-Pactar ciertas normas con los propios estudiantes, ya que consideran que si es pactado, todo se cumple mucho más

-Confiar en la importancia de tomar medidas preventivas y correcciones no invasivas basadas en el esfuerzo. En otras palabras, terminar radicalmente con los castigos y las amenazas que, a su juicio, casi nunca funcionan y crean conflicto entre profesor y alumno.