Presidente del Partido Popular

Vigo, Julio PÉREZ

La imagen de la normalidad absoluta, con la única excepción de las no pocas históricas fotos que se reparten por el salón, se repite en cada esquina del piso de Sanxenxo (Pontevedra) en el que el líder del PP, Mariano Rajoy, pasa el mes de agosto «desde hace 24 años». Rajoy parece tranquilo. Incluso habla de «equilibrio». «Que es lo más importante para gobernar», advierte. Por eso ha medido mucho sus apariciones este mes. Ha hecho «mucho» deporte. Dormir y leer. El entrenamiento para un nuevo curso que se presenta muy, muy guerrero.

-¿Será Álvarez-Cascos el candidato autonómico en Asturias?

-Cascos, no voy a descubrirlo, es persona competente, capaz. Un clásico del PP. Ha estado a las duras y a las maduras. Ha sido un gran vicepresidente y ministro, y sería sin duda un gran candidato, como podrían serlo otros. En todo caso, es un tema que no está todavía sobre la mesa. Habrá que ver la disposición del señor Cascos. Hablaremos y seguro que tomaremos una buena decisión.

-El señor Camps, ¿será o no candidato en Valencia?

-El señor Camps será candidato a la Presidencia de la Generalitat.

-¿Con independencia de una posible imputación?

-Será el candidato, y todo lo demás habrá que preguntárselo a los que hablan por ahí.

-¿Le ha molestado la visita del señor Aznar a Melilla?

-No, no, no. En absoluto. Me llamó diciendo que le gustaría ir y le dije que me parecía bien.

-Pero su figura, ¿no les crea en el PP ciertos apuros?

-En mí, no. Genera más expectativas en los medios de comunicación que problemas dentro. Aznar en su día me designó candidato, entonces me presenté a un congreso, pero luego me presenté a otros.

-¿Apoyaría a CIU para formar gobierno en Cataluña?

-Es necesario un cambio político en Cataluña y queremos ser un elemento decisivo. A partir de ahí hablaremos, como hemos hecho en el País Vasco, para defender unas posiciones en las que cree mucha gente.

-¿Ve algún brote verde en la economía?

-Veo que en los problemas de los mercados, con enormes dificultades para colocar la deuda pública y la imposibilidad de nuestras empresas y bancos para financiarse, estamos mejor. También Grecia.

-Vuelve a comparar los casos de España y Grecia, algo que tantas críticas le trajo.

-Tampoco me han criticado tanto. No es lo mismo el caso español que el griego, que llegó al caos. Pero es verdad también que Grecia no representa ni el 3% del PIB europeo y España supone el 12,5%. Una situación mala para España sería letal para el euro. Por eso hubo que crear un fondo de 750.000 millones de euros en la UE, y por eso España está ahora actuando en economía bajo las directrices de la UE.

-¿No se ve responsable de ensombrecer en algún momento la solvencia de España?

-En absoluto. Desde 2008, en el primer debate tras la reelección de Zapatero, advertí de que había que controlar el déficit, la deuda pública. Advertí de la crisis. Zapatero dijo que todo iba a ser una broma. Y advertí también de que teníamos problemas graves de competitividad.

-¿Y advertiría ahora de un recrudecimiento de la crisis a finales de año?

-No. Ni soy un analista, ni pretendo serlo, ni es mi función. España necesita un plan global para cuatro años. Y cumplir. La improvisación y el bandazo han sido uno de los grandes males de estos años.

-¿Va a hacer huelga?

-En absoluto. Es un disparate con lo que está pasando España.

-¿La huelga tendrá éxito?

-Lo desconozco. Pero no sirve para nada.

-¿Deteriorará al Gobierno?

-O a los sindicatos. Una huelga ahora hace daño a España.

-¿Su estrategia es esperar a que el Ejecutivo se deteriore?

-No. Mi estrategia es apoyar al Gobierno en lo que me parezca razonable, que desgraciadamente son pocas cosas, y seguir planteando nuestra alternativa. Es lo que puedo hacer después de decir que la salida era la convocatoria de elecciones.

-¿Sigue pensando que hay que adelantarlas?

-Sinceramente creo que con Zapatero no hay salida. Está planteando ahora exactamente lo contrario de lo que planteó durante todos los años de gobierno. Es un caso de travestismo político como yo no he conocido en mi vida. La plasmación gráfica la tenemos en Rodiezmo, convertido en el lugar que representaba su política económica. Ahora no va. Es lógico. El señor Rodríguez Zapatero tiene el triste récord de haber hecho el mayor recorte social y de infraestructuras que se ha hecho nunca en la democracia.

-¿Se siente preparado para gobernar?

-Espero que no suene mal, pero sí. Llevo en política desde que tenía 26 años. Fui concejal, diputado provincial y autonómico, con muchas responsabilidades, he tenido éxitos en mi carrera, he recibido muchos palos y tengo equilibrio. Siento que estoy en una situación de equilibrio, que es lo más importante, la clave, para dirigir el gobierno de un país.

-¿Es el momento en el que ha estado más cerca de Moncloa?

-Aún queda tiempo para las elecciones, si el señor Rodríguez Zapatero no las adelanta. Tengo esperanza en el cambio. Es que es muy duro pasar del milagro español a ser un país en vigilancia. Es durísimo. El primer punto de mi programa electoral será crear empleo. No hay más. A partir de ahí las cosas cambian.

-El PP no despega en las encuestas. ¿Por qué?

-En 1996, era una etapa que se llegó a conocer por algunos por la del paro, el despilfarro y la corrupción. Entonces el PP ganó por 300.000 votos y eso que IU tuvo 21 diputados. Nunca le ha sido fácil al espacio político de centro y centro derecha español ganar las elecciones. Estar seis puntos por delante como dice el CIS no es asunto menor.

-Ya, pero usted, como el Presidente, también suspende.

-Los políticos somos como cualquiera. Buenos, malos, mejores, peores, más y menos capaces. Pero aquí hay algo muy duro. Éste es un país de muchas tertulias y el 95% se dedica a meterse con algún político. Debería actuarse con un poquito más de equilibrio. Créame, he conocido en política a gente muy capaz.