La abstención del PSOE en la investidura de Mariano Rajoy supondrá hoy, domingo, el primer examen para la gestora que preside el asturiano Javier Fernández. Toda una reválida después del "bochorno" del comité federal del pasado 1 de octubre, que marcó el punto de mayor deterioro en la historia moderna del partido. Los once delegados de Asturias llegan con el firme propósito de enmienda de evitar que se repitan las escenas y los enfrentamientos puertas adentro de la sede federal. Lo que pase fuera, en el exterior de la calle Ferraz, ya no depende ni de la gestora ni de los más de 250 delegados con derecho a voto.

El cónclave socialista, que arrancará a partir de las nueve y media de la mañana, deberá resolver el dilema en el que se debate el principal partido de la oposición tras las generales del pasado mes de junio, cuando cosechó el peor resultado desde la Transición, con tan sólo 85 escaños. Decantarse por una abstención, que allane definitivamente la investidura de Mariano Rajoy, o plantarse en el "no" al candidato del PP y forzar unas terceras elecciones, previstas para el próximo 18 de diciembre.

La gestora que preside Javier Fernández culmina en el comité federal de hoy la primera etapa de un libro de ruta plagado de dificultades que aún están por llegar. El primero y más decisivo examen, convencer a la organización de que la abstención es la mejor salida para el partido y para España, parece mucho más superable que hace un mes, cuando la ejecutiva de Pedro Sánchez hacía bandera del "no es no", que la militancia y los simpatizantes del PSOE han escuchado desde las elecciones de diciembre de 2015 como única salida sin contrapeso alguno en la organización.

En los pocos más de veinte días que Javier Fernández lleva al frente de los socialistas, las federaciones más críticas con la gestión de Sánchez, con Andalucía y Extremadura al frente, se han afanado en explicar a sus bases los motivos de su apuesta por el mal menor que, a su juicio, supone la investidura de un gobierno popular frente a los peligros que entrañaría convocar unas terceras elecciones generales en apenas un año.

En Asturias, aunque Javier Fernández se ha esforzado en no involucrarse personalmente por las nuevas responsabilidades que tiene como presidente de la gestora, los principales dirigentes de la Federación Socialista Asturiana también han recorrido las agrupaciones, del Occidente al Oriente, para exponer los argumentos de una abstención táctica que contribuya a desbloquear la situación política de España, que lleva ya más de 300 días con un gobierno en funciones. La tarea resulta ardua, compleja: "Es muy difícil poder convencer, en sólo dos semanas, a la militancia del mensaje contrario al que han escuchado durante el último año", comentaba ayer a LA NUEVA ESPAÑA uno de los dirigentes que ha participado en esa ronda de reuniones y asambleas por toda la región.

La firme convicción de los territorios con mayor peso y fuerza en el socialismo español, excepción hecha de Cataluña, parece haber dado la vuelta a lo que parecían unas terceras elecciones cantadas o incluso a un nuevo intento de investidura por parte de Pedro Sánchez. En la víspera del decisivo comité federal de hoy, los indicios y la calculadora apuntan, con todas las cautelas y las prudencias, que la abstención se impondrá con una cierta holgura al "no" y tendrá un refrendo incluso mayor del que acabó provocando la dimisión de Pedro Sánchez cuando vio tumbada su propuesta de "congreso exprés".

La delegación asturiana es un buen ejemplo del terreno que han ganado los partidarios de evitar a toda costa unos nuevos comicios y de que el PSOE empiece a recuperar credibilidad con una oposición firme y contundente al gobierno del PP. Si en la votación del pasado 1 de octubre, las fuerzas estuvieron equilibradas, ahora de los once delegados asturianos la gran mayoría, ocho, son partidarios de la abstención mientras que en el "no" tan sólo permanecen el alcalde de Laviana, Adrián Barbón; la exalcaldesa de Langreo, María Fernández, y Delia Losa, de Oviedo, una agrupación especialmente distante de la dirección de la FSA desde las elecciones municipales de 2015. El voto de Nino Torre, partidario de la abstención, quedó despejado ayer después del comité que celebraron las Juventudes Socialistas y todo parece indicar que el también diputado autonómico se sumará a los partidarios de la abstención.

La votación que seguirá al debate en el seno del comité federal despejará las incertidumbres sobre el futuro inmediato de la política española. El panorama del PSOE todavía estará rodeado de incógnitas bastante más tiempo.