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IGOR SOSA MAYOR | Doctor en Filosofía, historiador e investigador

"El nacionalismo catalán es reaccionario e insolidario y tiene tintes racistas"

"La plurinacionalidad es metafísica barata y un disparate jurídico; es triste que la izquierda recurra a un concepto del imperio austrohúngaro del XIX"

Igor Sosa Mayor.

-Ahora mismo estamos en un golpe de Estado, de opereta, pero golpe de Estado. En los últimos 70 años no había pasado nada similar en ningún país. Es impresentable.

Igor Sosa Mayor es doctor en Filosofía por el Instituto Europeo de Florencia y por la Universidad de Erlangen (Alemania), historiador y actualmente investigador en la Universidad de Valladolid.

- ¿Existe algún país en Europa que pueda contagiarse de lo que está pasando en España?

-Ninguno. Francia tiene un discurso nacional muy fuerte, aunque estén los bretones y los corsos y sobre todo estos últimos, si se planteara algo así, saldría que el resto de Francia sí aceptaría su independencia y ellos no. En Alemania tampoco pasa nada así, y en Italia podría hablarse de la Liga Norte, pero hace veinte años hicieron algo parecido a Cataluña, con un referéndum que nadie reconoció y fue un ridículo absoluto.

- ¿Cataluña ha adaptado la historia para asentar el nacionalismo?

-Una de las definiciones del nacionalismo es que consiste en una serie de personas que se jalean mutuamente mintiéndose sobre su origen común. Necesitan crean mitos antiguos. No es aceptable porque el resto de ideologías políticas no utilizan argumentos históricos, sólo lo hacen los nacionalismos, y eso no es legítimo cuando se argumenta de manera falaz. Se pongan como se pongan, Cataluña lleva 500 años perteneciendo a España. Hasta el siglo XIX las identidades nacionales no existían, eran otras, sobre todo religiosas y vinculadas al rey.

- ¿Cómo ha evolucionado entonces ese nacionalismo?

-Los nacionalismos secesionistas periféricos han aprovechado la gran descentralización, que ha permitido crear estructuras políticas que cuentan con gran cantidad de dinero que han utilizado de manera desleal, orientándolo a sus propósito. Pero también hace falta que enfrente no haya quien contrarreste su argumentación. En España hay una derecha pazguata ideológicamente y una izquierda que ha vivido obnubilada pensando que el nacionalismo es una ideología progresista.

- Nacionalismo y progresista no parecen casar.

-El nacionalismo catalán es un proyecto reaccionario, insolidario, con tintes racistas y ramalazos imperialistas de conquista. Por eso es indignante que la izquierda española no haya articulado un discurso de defensa de uno de principios esenciales: la solidaridad ciudadana, que los más ricos deben ayudar a los más débiles o pobres. Durante todo este conflicto ni una sola vez se ha invocado el principio de solidaridad. Esto representa la muerte ideológica de la izquierda española.

- El PSOE defiende la plurinacionalidad.

-Eso es metafísica barata, un disparate jurídico y un discurso que encierra insolidaridades. Es triste que la izquierda española recurra a un concepto creado en el imperio austrohúngaro del siglo XIX. No se sabe para qué sirve, y además para aplicarlo habría que decidir cuántas naciones hay, como es la adscripción si uno ha residido en distintas regiones, cómo se organiza.... Un disparate. No sé por qué son tan humildes y hablan de ser plurinacionales y no pluriimperiales o pluritribales.

- Usted ha escrito en un artículo junto a su padre, Francisco Sosa Wagner, que España no está rota, sino fragmentada.

-Está fragmentada a partir de que, en este Estado de autonomías, el propio Estado se ha ido retirando y ahora tiene dificultades para ejercer en esos territorios. ¿Cómo puede ser que la Policía Nacional, que pertenece a la totalidad del Estado, tenga que salir corriendo a refugiarse en unos barcos porque le tiran piedras o marcharse a la franja de Aragón?

- Habla de la izquierda española, ideología que se arroga Podemos.

-Podemos está a lo que está, a destruir el sistema político de 1978 para sustituirlo por no se sabe qué, porque no lo han dicho, y por eso le sirve cualquiera que agite el árbol. Insisto, resulta sorprendente que un partido de izquierdas no hable de solidaridad. Este proyecto nacionalista catalán de ruptura es la mayor bomba dentro de la solidaridad entre ciudadanos. Es grotesco que Podemos predique soluciones de diálogo para el país que no son válidas para su vida interna.

- ¿Habría que modificar la Constitución de 1978?

-Me parece un poco creer en la superchería constitucional. En esta cuestión hay dos problemas. El primero, que hacen falta grandes acuerdos que ahora son muy complicados, porque los partidos políticos son incapaces de pactar para hacer gobiernos de coalición, porque tienen conceptos muy diferentes. Y el segundo es que España tiene tres problemas. Uno es el de la corrupción, que no parece que pueda resolver la Constitución. Otro es la crisis económica, y hemos vivido con la misma Constitución en época de bonanza y en época de recesión, y el tercero es la crisis territorial y quien piense que convirtiendo la Carta Magna en una especie de guía Michelin contando lo mejor de cada sitio va a solucionar este problema vive en la inopia más feliz. Lo que le pasa a España es que sufre un problema de lealtad de actores políticos concretos, que aprovechan el sistema político para hacer lo que les da la gana.

- ¿Se arreglaría convirtiendo a España en un estado federal o confederal?

-Se confunden ambos términos. España ya es un estado federal con algunos toques confederales. Existen varios modelos de estados federales; yo viví en Austria y en Alemania y sus sistemas son muy diferentes. La característica de los estados federales es su descentralización política administrativa y existe un órgano jurisdiccional que resuelve conflictos entre el Estado y sus territorios, que en España es el Tribunal Constitucional. Y el toque confederal son el País Vasco y Navarra con su financiación especial. El estado confederal conlleva relaciones bilaterales, que es lo que quiere Cataluña y el Estatuto de Cataluña que se impulsó con Zapatero iba en ese sentido. Pero ningún estado confederal en el mundo se ha prolongado en el tiempo, porque crea unas disfunciones brutales que acaba haciendo que la estructura salte por los aires.

- ¿Qué le parece la actuación del Gobierno de Rajoy?

-Actúa jurídicamente de manera acertada, y políticamente de manera rajoniana, absurda, perdiendo la batalla de la comunicación exterior y sin actuar de manera proactiva. Hoy (por ayer) Rajoy le pregunta a Puigdemont qué es lo que ha dicho, y el otro le contestará con otra tontería y asistiremos a un diálogo de Cantinflas.

- ¿Cómo superar esta crisis y cómo combatir el nacionalismo?

-Hay que combatir el nacionalismo como ideología que es. Sería absurdo que todos tuviéramos la misma ideología, y en Cataluña lo han conseguido en parte, porque han hecho creer que el nacionalismo es un sentimiento, no una ideología, y como tal debe someterse a criterios públicos para defender y conseguir sus fines. Hay que desmontar sus patrañas reafirmando elementos comunes que nos unen y lo ideal sería que el próximo gobierno de Cataluña no fuera nacionalista.

- Hay quien culpa de la situación al exceso de cesión de competencias, por ejemplo Educación.

-El problema no es la descentralización. En el caso de la Educación, se puede controlar a través de la figura de la Alta Inspección de Educación, pero no se ha desarrollado porque ningún gobierno se ha preocupado de ella, cuando se tenía que haber hecho como con la hacienda pública. Hubo dejación de los gobiernos centrales y los nacionalistas tenían una práctica perfectamente diseñada para ir probando hasta dónde podían llegar, igual que un niño hace con los padres. El Estado no reaccionó y actuó de manera insultante. Ha dejado a millones de ciudadanos abandonados.

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