Tomando distancia, y tratando de que lo que se decida no salpique, el PP de Asturias avanza con pies de plomo hacia el proceso inédito de elección del nuevo presidente del partido con participación de la militancia. El secretario general de la formación en el Principado, Luis Venta, se cuidó mucho ayer de decir nada que pudiera interpretarse como una toma de posición en la batalla interna que se avecina. Para eso, algunas fuentes del partido entienden que aún es pronto, al menos mientras en la carrera no se empiecen a ver los movimientos y los apoyos con los que cuenta cada uno de los aspirantes. El caso es que Venta quiso presentar ayer el relevo como un simple "inciso en el día a día del PP de Asturias". Se detuvo en el deseo de que el vencedor "trabaje por la unidad que necesita este partido y que necesita España". Y si "como afiliado tengo mi opinión", como secretario general "debo quedarme al margen de las decisiones particulares, libres y democráticas de los militantes".

Eso pasa en el Principado mientras en todo el país ayer dirigentes de peso iban haciendo asomar sus afinidades. En Asturias, con la cúpula del partido en esa posición de expectativa preventiva, tanteando el terreno, pesa la convicción de que la secretaria general, María Dolores de Cospedal, ha tenido durante estos años mayor presencia en la región que sus adversarios y ha mantenido una conocida afinidad con la presidenta de los populares asturianos, Mercedes Fernández.