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La Asturias que encantaba a Juan Carlos I

El monarca bajó a los pozos mineros, se entusiasmó con el Prerrománico, conoció el Gijón de Jovellanos y guio los primeros mensajes de su hijo en el Campoamor

En Covadonga en 1977, con Felipe, Cristina y Elena. LNE

Asturias le encantaba. El propio Juan Carlos de Borbón dejó claro en una de sus visitas oficiales al Principado que había una conexión especial con una tierra en la que encontró gratificantes experiencias públicas y privadas.

Visitó muy pronto su paisaje más hondo: aún era Príncipe de España cuando llegó a las Cuencas en 1955 para recorrer las entrañas del pozo mierense San Nicolás, en Mieres. Veintiún años después repitió bajada a las profundidades, ya como Rey, enjaulado con la Reina Sofía hasta la quinta planta del pozo María Luisa, en Langreo. El 19 de mayo de 1976 los monarcas vistieron mono, casco y katiuskas en su primer viaje oficial como tales, apenas seis meses después de subir al trono. Les esperaba un curso acelerado de asturianía que incluyó más escenarios. La cita minera se interpretó en su día como mensaje de reconciliación en la vanguardia hasta hacía poco tiempo de la lucha obrera contra el franquismo. Anécdota: un minero se puso dos veces en la fila para recibir dos saludos del Rey. A la segunda, vaya corte: "¡Pero si a ti ya te saludé!".

Gijón también tuvo visitas reales. En 1961, por ejemplo, Juan Carlos visitó, entre otros lugares, la Universidad Laboral, el monumento a los Héroes del Simancas, El Musel y la Fundación Revillagigedo. En 1970, con Sofía al lado, visitó la Feria General de Muestras de Asturias, en plenas fiestas de agosto. Agenda completa estival con toros, Club de Regatas, Club Hípico Astur...

Arrancó noviembre de 1977 con un acto en Covadonga que pasó a los libros de Historia: Felipe recibió el título de Príncipe de Asturias, restableciéndose una tradición centenaria. "Mi hijo queda vinculado real y solemnemente a esta noble región", sentenció Juan Carlos en su discurso.

Conoció el monarca la realidad industrial y cultural de Asturias. En mayo de 1998, durante su segunda visita oficial, inauguró la factoría de Thyssen y la Ciudad Empresarial de Valnalón. Incluso cogió la pala y plantó un "carbayu" frente a Thyssen Norte, en un parterre que pasó a ser llamado "el de los ilustres". Además, recorrió la muestra de Jovellanos en Gijón y probó las delicias de Casa Gerardo: crema de andaricas, fabada (su debilidad) y arroz con leche. Allí se emocionó al leer la dedicatoria de su padre en 1983.

En Oviedo hubo una parada especial en el Prerrománico del Naranco, Santa María y San Miguel. "Me encanta venir a Asturias", dijo entonces el monarca, que también se acercó a la mina de oro de Belmonte. Otra fecha marcada en rojo: el 3 de octubre de 1981 se celebró la primera ceremonia de entrega de los premios "Príncipe de Asturias", con el primer discurso oficial y público de Felipe VI. Una cita otoñal que trajo a los Reyes al Principado con asiduidad, hasta que la mayoría de edad del heredero puso fin a la presencia de su padre en el Campoamor, no así la de su madre. La amistad del monarca con Francisco Javier Sitges afianzó la relación privada con Asturias en los años 80. La reparación, primero, del yate real "Fortuna" en los astilleros. El 16 de mayo de 2006 los monarcas visitaron las factorías de Bayer en Lada (Langreo) y de Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa) en Granda.

Un médico le tomó la tensión a Juan Carlos de Borbón. La tenía de lujo: 12,5 de máxima y 6 de mínima.

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