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María Fuentes
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«¿Hoy no bailan los sanjuaninos?», se escucha ayer a muchos por las calles de Avilés. Su popular ritmo, que ha traspasado fronteras, se ha convertido en un imán, uno de los focos de la Semana Santa local. Pero no siempre bailan los niños y jóvenes de San Juan de Evangelista. El Jueves Santo no es día de júbilo, sino de recogimiento. Solemnidad y belleza son las palabras que simbolizan la procesión del Silencio. Y la de ayer no fue una excepción. Las calles se abarrotaron ante los pasos de La Verónica y La Tercera Palabra y fueron los «sanjuaninos» quienes impusieron silencio entre la algarabía con sus golpes enérgicos de tambor.
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«¿Hoy no bailan los sanjuaninos?», se escucha ayer a muchos por las calles de Avilés. Su popular ritmo, que ha traspasado fronteras, se ha convertido en un imán, uno de los focos de la Semana Santa local. Pero no siempre bailan los niños y jóvenes de San Juan de Evangelista. El Jueves Santo no es día de júbilo, sino de recogimiento. Solemnidad y belleza son las palabras que simbolizan la procesión del Silencio. Y la de ayer no fue una excepción. Las calles se abarrotaron ante los pasos de La Verónica y La Tercera Palabra y fueron los «sanjuaninos» quienes impusieron silencio entre la algarabía con sus golpes enérgicos de tambor.
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«¿Hoy no bailan los sanjuaninos?», se escucha ayer a muchos por las calles de Avilés. Su popular ritmo, que ha traspasado fronteras, se ha convertido en un imán, uno de los focos de la Semana Santa local. Pero no siempre bailan los niños y jóvenes de San Juan de Evangelista. El Jueves Santo no es día de júbilo, sino de recogimiento. Solemnidad y belleza son las palabras que simbolizan la procesión del Silencio. Y la de ayer no fue una excepción. Las calles se abarrotaron ante los pasos de La Verónica y La Tercera Palabra y fueron los «sanjuaninos» quienes impusieron silencio entre la algarabía con sus golpes enérgicos de tambor.
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«¿Hoy no bailan los sanjuaninos?», se escucha ayer a muchos por las calles de Avilés. Su popular ritmo, que ha traspasado fronteras, se ha convertido en un imán, uno de los focos de la Semana Santa local. Pero no siempre bailan los niños y jóvenes de San Juan de Evangelista. El Jueves Santo no es día de júbilo, sino de recogimiento. Solemnidad y belleza son las palabras que simbolizan la procesión del Silencio. Y la de ayer no fue una excepción. Las calles se abarrotaron ante los pasos de La Verónica y La Tercera Palabra y fueron los «sanjuaninos» quienes impusieron silencio entre la algarabía con sus golpes enérgicos de tambor.
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«¿Hoy no bailan los sanjuaninos?», se escucha ayer a muchos por las calles de Avilés. Su popular ritmo, que ha traspasado fronteras, se ha convertido en un imán, uno de los focos de la Semana Santa local. Pero no siempre bailan los niños y jóvenes de San Juan de Evangelista. El Jueves Santo no es día de júbilo, sino de recogimiento. Solemnidad y belleza son las palabras que simbolizan la procesión del Silencio. Y la de ayer no fue una excepción. Las calles se abarrotaron ante los pasos de La Verónica y La Tercera Palabra y fueron los «sanjuaninos» quienes impusieron silencio entre la algarabía con sus golpes enérgicos de tambor.
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