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Ángel González
Ver galería >Graciano Gallinar empezó su trabajo como escultor de miniaturas con una reproducción a escala de San Miguel de Lillo, siguió con la de Santa María del Naranco, el Conventín de Valdediós, Santo Adriano de Tuñón, Santiago de Gobiendes... cuando completó el Románico asturiano siguió con la Cueva de Infiesto, el obelisco del Repelao de Covadonga, el puente de Cangas de Onís y una Santa Cueva. Saltó al mundo internacional con el Big Ben de Londres, el Circo de Roma, el Cristo Corcovado... En su museo al aire libre cabe todo.
Graciano Gallinar empezó su trabajo como escultor de miniaturas con una reproducción a escala de San Miguel de Lillo, siguió con la de Santa María del Naranco, el Conventín de Valdediós, Santo Adriano de Tuñón, Santiago de Gobiendes... cuando completó el Románico asturiano siguió con la Cueva de Infiesto, el obelisco del Repelao de Covadonga, el puente de Cangas de Onís y una Santa Cueva. Saltó al mundo internacional con el Big Ben de Londres, el Circo de Roma, el Cristo Corcovado... En su museo al aire libre cabe todo.
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