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La figura de la semana | Ana Belderrain | Decana del Colegio de Procuradores de Gijón

La decana de las mil tareas

El mundo jurídico tiene un gran pilar en Ana Belderrain, laureada con la cruz de San Raimundo por su labor al frente de los procuradores de Gijón

La decana de las mil tareas

Dicen los que la conocen bien que Ana Belderrain es una mujer luchadora que ha conseguido todo lo que tiene en su vida profesional con trabajo duro, esfuerzo y dedicación personal. Pero también reconocen que la Decana del Colegio de Procuradores de Gijón ha tenido siempre dos pilares fundamentales en su vida que la han ayudado a salir adelante en los peores momentos: su familia y sus amigos. Gijonesa de las de nacimiento y convicción, Belderrain recibió hace unos días la Cruz de Primera Clase de San Raimundo de Peñafort, una distinción creada en 1944 y concedida por el Ministerio de Justicia a "aquellas personalidades relacionadas con el mundo de la judicatura a las que se recompensa por servicios relevantes en el campo del Derecho". La distinción llegó un mes después de que Belderrain cumpliera 49 años habiendo conseguido una solvente trayectoria profesional.

Cuarta de ocho hermanos, la máxima representante de los procuradores de Gijón es la mediana de la familia. Tiene cinco hermanas y dos hermanos. Estudió durante 14 años en el colegio de La Asunción hasta que llegó al entonces llamado Curso de Orientación Universitaria, el COU, que lo hizo en el Colegio Corazón de María. Ana Belderrain cursó Derecho en la Universidad de Oviedo y finalizó sus estudios superiores en la Universidad Nacional de Educación a Distancia en el año 1992 poco antes de realizar el curso de Práctica Jurídica con el que afianzó sus conocimientos y los llevó al día a día.

Sus compañeros de pupitre en los años de licenciatura cuentan que fue entonces, cuando se pelaba con los tratados de Derecho, cuando florecieron sus dotes organizativas y su apego a la gestión. Ana Belderrain organizó un grupo de estudiantes de la universidad de Oviedo residentes en Gijón que pretendían recaudar dinero para hacer viajes universitarios. Juntos se fueron a Turquía, Siria, Jordania e Irak. Entre risas sus colegas de profesión recuerdan que abandonaron este último país poco antes de que se iniciara la Guerra del Golfo. Al año siguiente tuvieron que suspender el viaje a Zagreb después de que estallara el conflicto de Yugoslavia. No tuvieron suerte a la hora de planificar sus vacaciones universitarias.

Belderrain no reniega de que sus padres, al contrario que ella, sean de ciencias puras. Ambos son químicos. Ella fue, de hecho, la única chica que se decantó por las letras junto con su hermana mayor, que estudió filosofía. El resto de la familia realizó estudios superiores en el campo de la ciencia. La propia Belderrain reconoce que sus progenitores "tuvieron mucha paciencia conmigo, era un poco dispersa a la hora de estudiar". Pero consiguió acabar la carrera. Y con buenos resultados. Recién licenciada comenzó la pasantía con su compañero Manuel Fole López. Después de ganar experiencia profesional en el año 2006 Belderrain entró a formar parte de la Junta de gobierno del Colegio de Procuradores. El decano por aquel entonces era Juan Ramón Suárez. En aquella etapa formó parte de la comisión encargada de elaborar en 2007 el reglamento autonómico de Asistencia Jurídica Gratuita. Tres años después se hizo cargo del decanato, renovando su responsabilidad hace apenas un año. Pero esos no son sus únicos quehaceres diarios. La lista es larga.

Belderrain es miembro desde 2011 de la Comisión de Calidad e la Facultad de Derecho, del Consejo rector de la Escuela de Práctica Jurídica del Principado de Asturias y de la Academia Asturiana de la Jurisprudencia además de consejera del Consejo General de Procuradores. A esto hay que sumar su constante obsesión por la formación continua. La decana no ha dejado de asistir a jornadas y congresos de todo tipo en ciudades de toda España a lo largo de los últimos años. Ninguna disciplina le es ajena.

Casada desde hace 20 años con Jesús Villa, el vicedecano del Colegio de Abogados de Gijón, Belderrain es madre de dos hijas: Lucía, de 18 años, y Laura, de 15, a las que ella misma define como "su gran tesoro". Orgullosa de la cruz que desde hace pocas semanas luce al pecho, le hace especial ilusión que el reconocimiento nacional lo hayan podido ver sus padres. Aunque no estuviera en su lista de tareas, esa medalla es otro objetivo conseguido.

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