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La receta electrónica llega al 75%, con repercusión en la reducción de consultas

Médicos y usuarios valoran la implantación de un sistema que, según algunos facultativos, ha rebajado un 20 por ciento el número de citas

Una farmacéutica lee un código de barras de una hoja de prescripción. MARCOS LEÓN

Se han cumplido dos años desde que en en el área sanitaria V -correspondiente a Gijón, Carreño y Villaviciosa- comenzara a implantarse la utilización de la receta electrónica. Un sistema de prescripción que buscaba eliminar burocracia ligada a la retirada de medicamentos -sobre todo por parte de la población crónica que repite invariablemente las mismas recetas-, darle más agilidad al proceso y generar ahorros asociados, así como descargar las consultas de los centros de salud de muchas de aquellas citas que sólo tenían un propósito de conseguir recetas básicas.

Dos años después, los registros que se tienen en el Sespa indican que Gijón tiene un porcentaje de implantación de la receta electrónica de casi el 75%, pero con varios centros que ya superan el 80%. Lo que supone que casi 380.000 de las 500.000 recetas que se emiten en el área al mes ya no tienen aquella tradicional emisión en papel de talonario.

Entre los centros que más adhesión muestran al sistema elecrónico están los de Roces-Montevil, Gijón-Laviada, El Coto-Ceares-Viesques y Perchera. De esa dinámica de introducción mayoritaria se despega el centro de salud Natahoyo-Tremañes, donde el porcentaje de recetas electrónicas respecto del total era a finales de septiembre de sólo del 56%, y a primeros de año no llegaba al 50%. Es, de hecho, el único centro que no llega al 70% que sí superan el resto de las zona básicas de salud. Se queda, incluso, por debajo de la media general de Asturias que ya está en el 65%.

Desde la Consejería de Sanidad se ratifican en las ventajas que le veían al inicio del proyecto a la receta electrónica: "es bueno para el ciudadano, especialmente para los crónicos y sus familiares; para los profesionales sanitarios y para el sistema, ya que se han producido ahorros asociados a la compra de talonarios y la mecanización de facturas y la prescripción de genéricos".

Según la experiencia de otras regiones, de la que se hacían eco los responsables del Principado, el sistema debería suponer una disminuación de las consultas de atención primaria en torno al 30%, así como reducir entre un 20 y un 30% el tiempo dedicado a la prescripción de recetas. Con el cierre del año se podrá saber si esos objetivos se han conseguido en un área que venía rondando 1,4 millones de consultas al año, y que aspiraba a recortar 300.000 citas. A tenor de la valoración de algunos facultativos, es muy posible que se esté en esa línea.

Así lo cree Alfonso García Viejo, representante del Simpa (Sindicato de Médicos del Principado) y facultativo en el centro de salud de Perchera. "Ha sido útil para todos; los pacientes entendieron bien el sistema, es más práctico y la gente depende menos del centro de salud para cosas evitables. Es muy posible que ya estemos en un 20% de reducción de consultas de personas que aunque sólo necesitaban las recetas, al final acababan pasando a consulta bajo el argumento de que ya que estaba por el centro... pues veían al médico. Esa descarga es buena para todos y se está viendo", dice.

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