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El hombre al que obedecían los cerdos

La alegre y triste historia del payaso gijonés que alcanzó gran fama mundial y falleció arruinado y lejos de su ciudad

El hombre al que obedecían los cerdos

Célebres gijoneses hubo muchos, tantos como "para escribir un libro" y nosotros hablamos ahora de uno bien espectacular: el payaso Cerra. Sus méritos, muchos; entre otros, el hecho de haber logrado amaestrar a un cerdo.

Gumersindo Cerra Menéndez no era un payaso mediocre y limitado al entorno de su ciudad natal, porque Cerra llevó el nombre de Gijón por todo el mundo con giras de meses por diversos países de Europa y, desde luego, por América. Formó y dirigió durante años una compañía acrobática con él de payaso y amaestrador. En Los Campos Elíseos gijoneses se anunciaba en el año 1895 la "Compañía Gimnástica Acrobática, Dislocadora y Equilibrista que dirige el gijonés Gumersindo Cerra, con sus pirámides humanas y ejercicios de dislocación". Pero ya en ese año era muy popular, por ejemplo, en París.

El clown Cerra había logrado mediante una pericia bien meritoria, y una paciencia extraordinaria, domesticar un ejemplar de la raza porcina que así había dejado de tener voluntad para ser simplemente un autómata en manos de Cerra. No era el único animal que amaestraba, por ejemplo también perros de diversas razas, pero llamaba la atención el caso por lo inusual en una especie, en principio, lenta y torpe como es el cerdo. Sin embargo el cerdo de Cerra hacía todo lo que su dueño le mandaba: ponerse a dos patas y dar saltos, por ejemplo. En determinada ocasión, en Rusia (ante una corte zarina falta de humor) tuvo el gijonés algún problema, con multa económica incluida y otros disgustos añadidos, al hacer con su cerdo un número donde se relacionaba la moneda del país, el rublo, con una bazofia incomestible. Al cerdo se le ofrecían varios platos de comida y otro con billetes rusos. Por lo visto a los rusos no les hizo gracia que el puerco amaestrado por Cerra eligiese como alimento los billetes.

Un músico aragonés llamado Martín Davoise compuso para Gumersindo Cerra una polka para piano en el año 1887, cuando ya Cerra era muy conocido. Reproducimos la portada y el inicio de esa partitura con un dibujo donde se ve a Cerra, vestido de payaso, con un aro, maza y balón en el suelo, y con el famoso cerdo a sus pies. El dibujo está firmado por Mariano Cerezo Sainz, dibujante y cartelista, y la partitura está editada en Zaragoza en la linotipia de Miguel Castro.

El payaso, cosmopolita y políglota gijonés Gumersindo Cerra fue condecorado por reyes y príncipes y ganó mucho dinero, que lo mismo tenía en abundancia que gastaba sin medida.

Actuó por última vez en Gijón formando parte del elenco del Gran Circo Reina Victoria en las fiestas de Begoña de 1916, con la carpa instalada en la plaza del Seis de Agosto. Con gran éxito y acompañado para su show por "el tonto Eduardial" en el clásico dúo de payasos: uno, Cerra, el carablanca y "listo", y el otro, el augusto, el desastrado y "tonto". Todo Gijón acudió a ver a su famoso paisano Gumersindo Cerra: payaso, acróbata, equilibrista y malabarista.

En ese momento Cerra ya era mayor, rebasaba con creces los sesenta años, pero estaba en plena forma; "el público estuvo en continua hilaridad y hubo quien enfermó de risa, y hubo un total de ingreso en taquilla que bien se lo merece el que, aunque viejo, conserva aquel arte grácil y simpático que le llenó de justa fama", nos cuenta la prensa de Gijón. No era, naturalmente, la primera vez que actuaba en su ciudad natal pero en esos años ya era toda una institución en el mundo del circo y muy popular en el mundo entero.

El Gran Circo Reina Victoria se había instalado en una plaza del Seis de Agosto bien distinta a la que vemos ahora, pasado más de un siglo. Eso sí, con Jovellanos presente. Concretamente la carpa del Gran Circo Reina Victoria se instaló en el solar donde más de una década después se levantaría el edificio de Correos.

Al poco de esa actuación en Gijón en agosto de 1916 tuvo Cerra que dejar el mundo del circo debido a su avanzada edad, y en la pobreza más absoluta. Marchó hacia Madrid donde la colonia gijonesa le buscó un trabajo como conserje en el Centro Asturiano, y, sin que sepamos la causa, abandonó esta labor y regresó a París, donde tantos éxitos había logrado, y lo hizo seguramente nostálgico de ellos. Allí murió en las Navidades de 1924. Murió pobre, fuera de su patria, sin apenas amigos y tras no haber podido superar una operación quirúrgica.

"Inteligente, laboriosísimo y bueno su vida fue un continuo salto mortal. Políglota y cosmopolita, llenó el mundo de alegría siendo pródigo su arte mímico y su habilidad asombrosa. Gijón, que lo vio salir de aquí joven y animoso para alcanzar fama mundial, al tener noticia de su muerte rendirá, sin duda, a su memoria un recuerdo piadoso y sincero. Descanse en paz el anciano Gumersindo Cerra y reciban sus familiares, alguno de los cuales residen entre nosotros, la expresión cordial de nuestra condolencia", se escribió tras su fallecimiento. Además recordaban sus necrológicas que había empezado su carrera internacional al sumarse cuando tenía diez años a una compañía circense que (alojada en la pensión gijonesa que tenía la madre de Cerra) actuaba en Los Campos Elíseos. Recordaban que como payaso y malabarista había recorrido el mundo, que había ganado dinero y de la misma manera lo había gastado, que acabó hablando muchos idiomas, y que en París había actuado en el Circo Medrano. No era cosa sin importancia ese parisino Circo Medrano, así llamado por su dueño Gerónimo Medrano, también payaso, y que todavía existe en la actualidad. En París ese circo, muy cerca del Moulin Rouge, era lugar de encuentros entre Picassoy Georges Braque; recordemos por ejemplo que el óleo del año 1905, "Familia de Saltimbanquis" de Picasso, está inspirado en ese circo parisino. Leemos en la nota del diario gijonés "La Prensa" del 27 de diciembre de 1924: "Una de las especialidades más notables del clown Cerra fueron unos cerdos amaestrados por él y eso causó sensación aquí y en los circos más famosos. Eso por lo imposible que había parecido la domesticación de dicho animal. Ahora ha muerto a consecuencia de una operación, y de las estrecheces de un vivir económico".

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