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El futuro de la fabricación aditiva en la región

Casas de laboratorio en Gijón

Una impresora en 3D creada en el Parque Tecnológico permite levantar

Juan Carlos Piquero y Pablo Cabal, con la máquina en las instalaciones de Prodintec. JUAN PLAZA

Podría sonar a ciencia ficción pero ya es una realidad: la empresa gijonesa Prodintec, especializada en los procesos de fabricación aditiva, acaba de crear la primera impresora industrial en 3D de hormigón dedicada a la construcción. O lo que es lo mismo, una máquina capaz de crear la estructura de una casa de tamaño mediano en apenas una semana, sin encofrado y con mucho menos coste que en una obra ordinaria.

Un hito que nace fruto del trabajo de casi tres años de un equipo integrado por medio centenar de personas, liderado por una decena de ingenieros de Prodintec junto con personal de Cementos Tudela Veguín, Digafer y Coprosa, con colaboraciones de las Universidades de Vigo y Oviedo, que han dado forma a un proyecto que contó con un presupuesto de cerca de tres millones y medio de euros. El resultado "ha merecido la pena", relatan Pablo Cabal y Juan Carlos Piquero, responsables del desarrollo, toda vez que la máquina, un prototipo a escala real, funciona tal y como habían pensado.

Esto es: de forma industrial, a gran escala, de manera que ya es posible "imprimir" módulos destinados a vivienda, que se pueden ensamblar y unir para dar lugar a edificios completos. "El ahorro del tiempo de construcción con respecto a los métodos actuales es de un 70 por ciento, y lo mismo sucede con el coste, que también se reduce mucho", aseguran los ingenieros de Prodintec, que destacan como uno de los principales sellos diferenciadores de su ingenio el hecho de "haber integrado todos los componentes a una escala industrial".

Porque la máquina evita tener que hacer el hormigón de forma manual para añadirlo a la impresora: un silo incorporado se encarga de alimentar la máquina de forma constante y automática de manera que, a través de las órdenes que dicta un ordenador, se pone en funcionamiento para crear capa por capa la estructura deseada. Para ello, Cementos Tudela Veguín ha creado un material específico: un hormigón autoportante que aguanta sin encofrar y seca de forma más rápida, a medida que se van añadiendo capas de material a la estructura.

Los ingenieros, además, están trabajando ya en la forma de desarrollar el prototipo para que la máquina pueda imprimir no sólo hormigón; también está previsto que se puedan utilizar otros materiales como residuos de construcción o aislamientos térmicos para, además, edificar viviendas eficientes energéticamente. Y también trabajan en la forma de integrar en los edificios que se levanten con la técnica de la fabricación aditiva elementos inteligentes como sensores, canalizaciones, cableado y tuberías.

En la práctica, la máquina permite que se puedan "imprimir" piezas a tamaño real, de hasta 3,5 metros de ancho por 6 de longitud y 3 metros de altura. "Con ello se pueden fabricar módulos que se combinan entre sí para crear viviendas personalizadas", puesto que la máquina deja los huecos necesarios para las ventanas y las puertas y cada módulo es diferente al anterior. La estimación que hacen los responsables del proyecto es la de poder dar forma a la estructura de una vivienda de 20 por 4 metros en apenas una semana, lo que supone "un ahorro muy importante porque ya no es necesario el trabajo manual del encofrado".

Además, la impresora de hormigón, que está dotada de un brazo robótico para mover piezas, es capaz de ofrecer diferentes acabados en los módulos creados con esta técnica, con diferentes grados de pulido en función de la pieza de la que se trate. Tal y como explican Cabal y Piquero, "los módulos se pueden pintar, alicatar o revestir ".

Otro de los desarrollos en los que trabaja Prodintec es en la adaptación de la impresora de hormigón para su transporte a la obra, de manera que se puedan elaborar los módulos "in situ", evitando su transporte. "Se trataría de colocarla sobre un sistema móvil, no es algo demasiado complicado una vez que se tiene la tecnología", resumen los técnicos.

Con el prototipo ya en funcionamiento, Prodintec trata ahora de buscar aplicaciones industriales reales para la impresora, y de momento, ya hay dos grandes empresas constructoras de Madrid interesadas en hacerse con la tecnología desarrollada en Gijón en los últimos tres años. Las empresas ya han visitado las instalaciones de Prodintec y "están dispuestos a llevar adelante desarrollos de este tipo", aseguran. Un trabajo "muy arduo, muy complicado para integrar todas las partes y que todas funcionen correctamente", subrayan los ingenieros, pero para el que se perfilan numerosas aplicaciones en un futuro cercano.

Porque, además de para la construcción de edificios, la impresora también puede jugar un importante papel en la fabricación de piezas de hormigón "destinadas a la defensa, como sucede con los bolardos que se colocan en las grandes ciudades para proteger a los peatones en las calles cerradas al tráfico". Incluso sería útil para la construcción de elementos decorativos como maceteros de gran tamaño, y otros elementos del mobiliario urbano.

En la actualidad hay alguna otra empresa en España investigando en este campo, pero Prodintec puede presumir de ser la primera compañía que se puso a trabajar en este tipo de desarrollos. Y la suya es la primera máquina con una capacidad de trabajo a escala de proceso industrial, con lo que esperan que la respuesta del sector de la construcción sea positiva. Toda una labor de innovación que "no tiene fin, porque las mejoras son constantes y ya tenemos en mente varias líneas de trabajo", indican los responsables de Prodintec, a la espera de hacer una presentación "oficial" de la impresora al sector.

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