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El drama de ser invisible: el caso de la gijonesa que vive en una zapatería cerrada

Un inesperado embargo ha llevado a la madrileña Reyes Mercado, de 68 años y viuda de un langreano, a vivir en el soportal de un comercio cerrado cerca de Begoña

La mujer, con la cama instalada en el soportal donde vive, en la avenida de la Costa. R. G.

Se siente como en una especie de "Gran Hermano" constante pero no tira la toalla. "Me sabe mal que me miren. Si pudiera ponía una pared ahí para que no me viera la gente cuando pasa pero se que esto es algo temporal, que volveré a dar guerra". Reyes Mercado Cortés, madrileña de 68 años, licenciada en Económicas y Empresariales, lleva dos meses viviendo en la calle. Desde hace semanas muchos gijoneses se encuentran con ella cuando pasean por la avenida de la Costa. El frío y la falta de recursos obligaron a esta exfuncionaria del Ministerio de Hacienda a buscar refugio en el interior del soportal de una zapatería cerrada desde hace meses. Reyes Mercado se consuela leyendo los libros que saca de la biblioteca y pensando que cada vez queda menos para que su situación cambie. Quiere operarse de la vesícula en el hospital de Cabueñes, recuperarse de la bronquitis que le diagnosticaron hace días y poder volver a Madrid a reclamar la pensión que desde hace meses tiene embargada por una "injusticia que tengo que reclamarle a la Seguridad Social".

"Hubo una equivocación y me quitaron la paga. Trabajé 20 años como funcionaria y ahora me dicen desde la Seguridad Social que hubo unas irregularidades en el año 2000 y que me tenían que embargar todo el dinero de mi pensión. No puedo ni tocar el dinero hasta que todo esto se solucione. He presentado un recurso de alzada y tengo que volver a Madrid a dar la lata para que esto se solucione", relata la madrileña. Reyes Mercado tiene una hija trabajando como médico en París que vendrá en los próximos días a Asturias. Una comunidad en la que la madrileña recaló por su marido. "Cuando quedé viuda me vine porque mi marido era de Sama", cuenta.

Su experiencia en Asturias no fue buena. Pasó varios días en el Albergue Covadonga y luego viviendo en varias habitaciones alquiladas. "Me cobraban unos precios por los que casi pagaba un piso, era una cosa exagerada y llegó un momento en el que no pude pagar más. La última señora con la que estuve me dijo que no me preocupara y que estuviera un tiempo más pero yo no puedo vivir pidiendo dinero, es algo que no va conmigo", cuenta. Acabó en un banco de la plaza 6 de Agosto en donde le robaron lo poco que tenía. Luego conoció a un chico con el que se sintió protegida en un portal durante unos días.

Reyes Mercado llegó al lugar en el que ahora pasa las noches con un cartón y una manta, muy cerca del paseo Begoña. Al volver de intentar arreglar su situación en la Seguridad Social pasó por delante de la zapatería y vio una oportunidad de resguardarse del frío y la lluvia que por aquel entonces todavía no habían empezado a azotar al Principado pero que ahora se hacen cada noche más visibles. Desde ese portal la madrileña fue conociendo gente. Una de ellas una vecina de la zona que todavía le trae comida caliente y cafés de vez en cuando. La misma que le compró el somier en el que duerme y el colchón sobre el que se acuesta. "Solicité ayuda a servicios Sociales pero no me dan solución ninguna", explica Mercado haciendo hincapié en que lo que nunca le ha gustado es "vivir de nadie". La madrileña cuenta toda su historia con calma y firmeza. Hilvana el relato de toda una vida justo antes de volver a ponerse los tapones para los oídos con los que trata de aminorar el ruido del tráfico de la avenida de la Costa y seguir leyendo.

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