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Barco toma con sus naturalezas pintadas la sala Bea Villamarín

El autor madrileño muestra su singular visión de los paisajes en "El arte de contemplar", la exposición que se inaugura hoy

Obra de la serie "Montañas".

La galería Bea Villamarín ha elegido al galardonado pintor madrileño Javier Barco (1969) para su primera exposición en la llamada "desescalada" de la alarma sanitaria por el covid-19. Este artista, del que la crítica viene elogiando su técnica y su capacidad para ofrecer una nueva y singular visión plástica del paisaje o las marinas (la canónica pintura inspirada por la naturaleza), tiene previsto inaugurar hoy "El arte de contemplar". Una muestra en la que el visitante podrá ver obras de dos de las series más destacadas de este autor, las agrupadas bajo los títulos "Mediterráneo" y "Montañas".

Las medidas sanitarias restrictivas a que obliga el control de la pandemia no permiten una inauguración al uso, pero los aficionados a la pintura están invitados a acercarse durante estos días a la sala de la calle San Antonio para ver la obra de un artista poco o nada conocido en Asturias pese a su premiada trayectoria. "Estoy contenta y, sobre todo, ilusionada por el hecho de que la primera exposición tras el confinamiento sea tan alegre y de tanta calidad", explica Bea Villamarín. Javier Barco ha optado por algunas pieza de la serie "Mediterráneo", pero por lo que explica su galerista gijonesa está pintando una colección de obras inspiradas por el Cantábrico.

"He tenido la suerte de ver las primeras obras de esta nueva serie y creo que, cuando llegue el momento y se puedan mostrar aquí, van a gustar también mucho", dice Bea Villamarín. Es materia para una nueva exposición del artista madrileño. En la serie "Montañas" hay una amplia atención temática a los Alpes, óleos en los que Javier Barco aprovecha las posibilidades plásticas que ofrece la cadena montañosa de la Europa Central para pintar como le gusta. "Hay también una pieza dedicada al Urriellu", destaca.

Formado en el estudio de la Asociación Española de Pintores y Escultores, así como en el taller del Museo del Prado y en la Agrupación Española de Acuarelistas, Javier Barco ha conquistado su propio estilo desde la renovación de la pintura de paisaje. "Olvidar lo aprendido, pintar como el que coge un pincel por primera vez, poniendo el pigmento de la misma forma que las leyes físicas de la naturaleza hacen posible la fluidez cambiante del agua", señala Javier Barco.

Una explicación que sirve también como proclamación de su estética y de su poética, o sea, de su manera de trasladar una visión de los paisajes por los que se siente conmovido. Una mirada. "Probablemente la gente que sigue las exposiciones de nuestra galería, sabe que me gusta mucho la pintura con buena base de dibujo, y la obra de Javier Barco cumple esta característica", indica Bea Villamarín. Cierto, pero lo relevante del artista madrileño es, quizás, su capacidad para hacer una iconografía propia a partir de un paisaje.

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