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Calderón de la Barca se pone al rojo vivo: los vecinos colocan pañuelos en las ventanas por el retraso de las obras

"El estado de la calle es lamentable”, aseguran los residentes de la vía, en el barrio de El Coto

Por la izquierda, Jacinto Rodríguez, Raúl Rico, Noemí López, Javier Cabanas, Teo Menéndez, Manuel Rodríguez y Juan Manuel Martínez, con pañuelos rojos en la calle Calderón de la Barca.

La calle Calderón de la Barca está a casi dos kilómetros de la playa, pero desde el pasado jueves se pueden ver en su ventanas más banderas rojas que en San Lorenzo en un día de temporal marítimo. Todo se debe una protesta de los vecinos de la vía, cuya reforma estaba prevista para 2020, pero se tuvo que aplazar por la pandemia. Grietas, baldosas rotas, firme irregular y déficit de aparcamiento componen los defectos de una artería en el barrio de El Coto a la que se le ven las costuras. “Está en un estado lamentable. Nos sentimos discriminados”, lamentando los residentes.

La iniciativa es reciente, pero el descontento lleva años fraguándose. El mal estado de la vía no es nuevo para los vecinos, que ya presentaron quejas en varias ocasiones. Ahora, han pasado a la acción. Varios presidentes de comunidades ha convencido a muchos residentes para colocar un banderín colorado en los ventanales para visibilizar la situación de emergencia en que se encuentra Calderón de la barca. Javier Cabanas, Teo Menéndez y Juan Manuel Martínez son algunos de los promotores de una idea que ha requerido mucha coordinación. “Solamente la parchean. Estamos hartos”, declaran.

Un bloque de viviendas de la calle Calderón de la Barca, con pañuelos rojos en las ventanas. Ángel González

La protesta está apadrinada por la asociación de vecinos de El Coto, que preside Christian Guisado. El líder vecinal está del lado de los residentes. “El arreglo de la calle estaba previsto para el 2020, pero no se ha hecho por la pandemia. Se está gastando el dinero en hacer parches. La calle parece de la postguerra. Hace falta una solución”, apunta Guisado sobre una vía en la que se asienta el colegio Campoamor, un centro de día y muchos comercios.

Jacinto Rodríguez era un mozo de 29 años cuando se mudó a Calderón de la Barca. Era 1969 y El Coto florecía con nuevas viviendas. Eligió fijar su residencia en la vía porque vive justo delante del colegio Campoamor, que impediría que nuevos edificios le taparan el sol. Con lo que no contaba era con que casi 40 años después la vía fuera a estar en esas condiciones. “Nunca se arregló”, clama.

Los vecinos citan las deficiencias de carrerilla. El firme ondulado provoca caídas y filtraciones en los garajes. Lo provocan en gran medida las raíces de los árboles, tilos para más inri cuya, exudación veraniega genera residuos. Un problema que se repite en otros lugares, como el paseo de Begoña. “Deberían quitar de cada tres, al menos dos”, puntualiza Teo Menéndez. Cuentan los vecinos que, por ahora, los únicos operarios municipales que han visto son los que sustituyen algunas baldosas rotas y tapan con hormigón algunas de las muchas grietas. Por eso, exigen un arreglo completo de la arteria. “Hicieron el Cascayu y aquí nada. Es discriminatorio”, zanjan. Y es que si la obra más famosa de Calderón de la Barca fue “La vida es sueño”, para los vecinos de la vía que lleva el nombre del literato, ésta se ha convertido en pesadilla.

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