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Cuando el Hotel Asturias fue plató de cine: 40 años del rodaje del primer "Óscar" a una película española

“Mucha gente aún pide la habitación de Ferrandis”, asegura el gerente del alojamiento de la plaza Mayor donde se rodó “Volver a empezar”, que mantiene parte del mobiliario de la película

Alberto Lazaro en el Hotel Asturias Marcos Léon

Este año se cumplen cuatro décadas del rodaje de la oscarizada “Volver a empezar” y el Hotel Asturias, el histórico hospedaje gijonés donde se filmó buena parte del metraje, sigue teniendo tirón entre los acérrimos de la película del director José Luis Garci. Así lo cuenta Alberto Lázaro, el director general de un veterano negocio familiar, que todos los años reserva varias habitaciones a huéspedes que eligen expresamente el establecimiento de la plaza Mayor por su impronta en la cinta. “La película, aunque cuente una historia triste, sigue generando felicidad”, asegura.

Lázaro tiene 44 años y es la cuarta generación de la familia que abrió en 1923 el Hotel Asturias con el nombre de Hospedería El Laurel. Si Lázaro fuera un personaje de la película, indiscutiblemente tendría que ser el abnegado y servicial Gervasio Losada, que interpretó magistralmente Agustín González. Aquel entrañable secundario, de impecable vestimenta y cuidados modales, es el encargado de hacer que Antonio Miguel Albajara, el protagonista de la película, interpretado por Antonio Ferrandis, se sienta en su regreso a Gijón como en casa.

Es Losada quien se asegura de darle al recién proclamado premio Nobel de Literatura “la mejor habitación de todo el hotel”. Una que tenga, le responde Albajara, “vistas al mar”. Lázaro, que a pesar de que cuando se estrenó la película en 1982 apenas contaba con seis años, lanza un detalle curioso sobre el rodaje. Y es que aunque en el metraje solo sale un habitación, en realidad el equipo de Garci empleó tres para montar la cinta. “Fueron la 203 y la 206. En el segundo piso”, dice de memoria el responsable.

Aunque en el Hotel Asturias se acometió una gran remodelación en 2010, cuando le fue concedida la última de las cuatro estrellas de las que dispone, el hospedaje conserva todo su encanto. Suelos de mármol, amplios comedores e incluso un buen número de habitaciones que dispone del mobiliario de antaño. Precisamente, es en los muebles donde se pueden apreciar los detalles de lo que era el negocio cuando Garci rodó la película. Hay muchos objetos que sobreviven desde entonces. “Las sillas y las mesas, así como muchos muebles de las habitaciones siguen en el mismo sitio”, asegura Lázaro.

Mención especial merece la centralita de teléfono desde la que la recepción del Hotel Asturias pasó en la película a Albajara la llamada de nada más y nada menos que del Rey Juan Carlos I (voz que interpretó Pedro Ruiz). El aparato está a la entrada y lo conservan en tan buen estado que parece que aún se podrían pinchar cables en él. Ese objeto lo maneja con pericia en la película Carolina, la telefonista a la que dio vida la actriz madrileña Marta Fernández-Muro, mas tarde “chica Almodóvar”. No fue casualidad que la intérprete se alojara en el hotel años después. “También estuvo Encarna Paso”, revela Lázaro.

Hablando de fotos, mención especial merecen las muchas instantáneas que adornan las elegantes paredes del Hotel Asturias y que muestran momentos icónicos de la cinta. Los responsables del negocio las colocaron en 2017, a la vez que se celebraba el Festival Internacional de Cine de Gijón, el FICX. La cosa gustó tanto a los clientes que ahí siguen. “A la gente le encantó”, remarca el actual director. “Hay mucha gente que viene expresamente por la película y pide una habitación como la de Ferrandis”, remarca.

Hacia el final de la obra, Antonio Miguel Albajara se despide de todos los trabajadores del hotel que le sirvieron. O sea, de Losada, de Carolina y de Sabino, aquel mozo interpretado por Pablo Hoyos al que le daban iguales “los dólares que las pesetes, porque ye lo mismo”. El generoso poeta le regala a Losada dos de sus libros, con dedicatoria incluida. Al Hotel Asturias no le cayó ninguna obra literaria, pero sí que se quedaron con un recuerdo del rodaje. Se trata de un piano que el propio Garci trajo como atrezzo y que aún hoy sigue en el comedor de la posada. “Lleva aquí toda la vida”, dice, orgulloso, Lázaro.

Y es que para él, como para el resto de gijoneses, “Volver a empezar” es una cinta que siempre permanecerá en la memoria. No solo por el Oscar, sino por lo que cuenta. “He podido verla más de diez veces. La última fue hace unos pocos años. Siento satisfacción. Es especial por el sentido que tiene. Al final lo que queda en la vida son los recuerdos de la infancia, del primer amor no tanto el éxito personal de cada uno”, reflexiona Alberto Lázaro, el director del Hotel Asturias que fue el refugio de Albajara y aún sirve de cobijo para muchos incondicionales de la cinta de Garci.

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