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Modelos del “espíritu jovellanista”

Los antiguos alumnos del Real Instituto entregan sus premios y anuncian un nuevo galardón para distinguir el talento joven

Por la izquierda, Juan Nicieza, Ignacio Villaverde, Ana González, Ana Ceballos, Marcelo Palacios, Hilario Mañanes, Vicente Díez Faixat, Laurentino Ceña y Juan Antonio Moliner, ayer, en el Antiguo Instituto. | Juan Plaza

“En la concesión de un premio está la alegría de entregarlo, pero, en este caso, el entusiasmo por recibirlo fue mayor aún”. Con estas palabras se dirigió ayer Hilario Mañanes, presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos del Jovellanos, a los presentes en la tradicional entrega de premios de la entidad que condecoran a aquellos antiguos estudiantes del centro que han tenido éxito en sus carreras y vidas. Unos galardones en ración doble, pues se aprovechó la cita para homenajear a los premiados del año pasado.

El premio Campanil fue el primero en presentarse. Los galardonados fueron, primeramente, el grupo de docentes Eleuterio Quintanilla, por su trabajo de inclusión y educación de jóvenes inmigrantes. El encargado de representar al colectivo fue Juan Nicieza, que declaró que ellos “trabajan por mejorar la educación en el ámbito de la convivencia humana, algo que va en el espíritu jovellanista”. Acto seguido se entregó el premio correspondiente a este año, que fue para la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI) y para su programa pedagógico, en el que trabajan con alumnos de educación secundaria. Tras unas palabras de la Alcaldesa, en las que consideró este premio “un acierto”, el fundador de la SIBI, Marcelo Palacios, fue quien recogió el galardón. “Hemos querido que la ciencia fuese más que un conocimiento académico, quisimos llevarla al exterior y poder mostrar, en términos accesibles, aquello que es complejo”, explicó Palacios, visiblemente emocionado.

Llegaba el turno de entregar los premios a Antiguo Alumno Distinguido. El primero en ser concedido fue para el teniente general de la Guardia Civil, Laurentino Ceña, por sus méritos sirviendo por la seguridad del país, especialmente por sus más de 1.500 rescates como piloto de helicóptero. “Creo firmemente que el éxito se sustenta en el honor, pero también en la suerte, y yo he tenido mucha en mi vida”, confesó Ceña. El último en ser premiado fue el arquitecto Vicente Díez Faixat, al que se le reconocía su prestigiosa carrera. “Este premio es totalmente inesperado. Creo que se me otorga por vivir como quise y por rechazar encasillarme en los roles impuestos, por negarme a que la arquitectura se limite a la eficacia y eficiencia y siga siendo un arte”, zanjó Faixat. Como novedad para las próximas ediciones, el presidente de la asociación confirmó que se entregará otro premio, al Antiguo Alumno distinguido Joven, para estudiantes que hayan pasado por el Jovellanos recientemente pero ya empiecen a destacar en algún ámbito en particular.

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