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la figura de la semana Carlota Torrontegui Gutiérrez Nadadora y nuevo fichaje del Club Santa Olaya

Un diamante para las piscinas del “Oly”

Metódica y trabajadora, estudia primero de Derecho, es aficionada a la política y sueña con llegar a participar en unos Juegos Olímpicos

Un diamante para las piscinas del “Oly”

Metódica, disciplinada y tremendamente trabajadora. Así describen como deportista a Carlota Torrontegui, una de las más firmes promesas de la natación en España y flamante fichaje veraniego del Santa Olaya. Los que más quieren a esta joven astur-malagueña hablan también de una chica de 18 años recién cumplidos, parlanchina, alegre, graciosa y con una mentalidad más madura de lo que dicta su edad. Una deportista, además, que cumple con una rutina diaria terriblemente exigente, adora la política y sueña con llegar a lo más alto en su deporte y con especializarse en Derecho deportivo.

De ella se han escrito ríos de tinta en el último año, porque como nadadora es todo un diamante en bruto. Se la considera una de las más firmes promesas de este deporte en el país. Logró su primer título absoluto en marzo, cuando se proclamó campeona de España en 200 metros mariposa, y logró plaza con solo 17 años para disputar el Campeonato de Europa que se celebró en Budapest y en el que la joven Torrontegui llegó hasta las semifinales. Además, es hija del asturiano Marcelino Torrontegui, masajista de deportistas de élite. Trabajó para el Málaga durante veinte años y por sus manos pasaron también algunos de los mejores ciclistas del país.

Aunque en el DNI de la nadadora figura que es nacida en Carreño por las raíces candasinas del padre, en realidad nació en Málaga, en 2003, y allí ha pasado gran parte de su vida. Pero su vinculación con Asturias viene de mucho más atrás que su reciente mudanza al Principado, lo mismo que su querencia por el Santa Olaya, un club que la deportista siempre consideró su casa. A sus instalaciones de la zona oeste acudía ella a nadar durante las vacaciones familiares de Navidad y Semana Santa, y no pocas veces los entrenadores del “Oly” la arroparon en las competiciones como si fuera una más del equipo.

Como deportista de alto rendimiento, su día a día es maratoniano. La joven pone el despertador entre semana a las cinco y media de la mañana para poder sacar un par de horas de entrenamiento antes de entrar a las nueve en sus clases de Derecho en el campus del Cristo, en Oviedo. Una buena parte de su vida se la pasa en la carretera, en el triángulo entre Carreño, Gijón y Oviedo. Y, como ella aún no tiene carnet, es Susana Gutiérrez, su madre, la que se encarga de llevarla de aquí para allá. Por eso, en la familia han acuñado para la progenitora el mote cariñoso de “taxista”. El vehículo sirve también de comedor: tan ajetreada está Torrontegui que, para ganarle horas al reloj, desayuna, come y merienda en el coche.

El escaso tiempo libre que sí tiene la nadadora lo invierte en practicar deporte. Le gusta salir a correr e ir al gimnasio. La pasión por el ejercicio debe de ser algo genético, porque, además de la carrera profesional del padre, está Samuel, el hermano de la nadadora, que es jugador de las categorías inferiores del Sporting.

El gusto por el deporte lo demostró la futura promesa siendo bien niña, cuando casi probaba una disciplina distinta por cada día de la semana. Brilló en el judo, en el atletismo y en la natación sincronizada. También es una respetable piragüista, como bien saben en el mítico club candasín “Los Gorilas”.

En gustos musicales, la joven es hija de su tiempo. Últimamente le ha dado fuerte por el tema “En mi cuarto”, de Jhay Cortez y “Skrillex”, y por “High”, de María Becerra. Una curiosidad de ella es que no es una persona de rituales a la hora de competir, pero sí tiene la costumbre de elegir dos canciones antes de cada torneo y escucharlas en bucle. En el séptimo arte, las películas de miedo suelen contarse entre sus preferencias, aunque no tanto entre las de su padre. Una cinta que le ha gustado mucho es “Inferno”, la adaptación de la novela de Dan Brown.

A la hora de estudiar, Torrontegui es tan exigente como cuando nada. Las pruebas de acceso a la Universidad la pillaron justo a continuación del Campeonato de Europa, pero aun así se esforzó al máximo para sacar casi un 12 sobre 14. Disciplinada, seria y con una capacidad de sacrificio tremenda, tiene prohibido en su casa hablar de poder ir a competir en unos Juegos Olímpicos. Y eso que su padre estuvo en nada más y nada menos que siete citas desempeñando diferentes tareas. Esto es así porque el nuevo fichaje del Santa Olaya no quiere más presión añadida. Prefiere que sea el tiempo el que dicte sentencia. Su entorno entiende que, por su trabajo y su sacrificio, no sería inmerecido verla muchos años en lo más alto.

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