Semana Negra

El expresidente del Barça Sandro Rosell, en su visita a Gijón: "Vivimos en un sistema muy corrupto"

El expresidente del Barça trae a la ciudad su libro "Un fuerte abrazo", sobre la dura experiencia de sus dos años en la cárcel de Soto del Real

Sandro Rosell, a la derecha, y Carlos Quílez. | Marcos León

Sandro Rosell, a la derecha, y Carlos Quílez. | Marcos León / Alessandro Maisto

Alessandro Maisto

"Eso es lo que más echas de menos cuando estas en la cárcel". Con estas palabras explicó ayer Sandro Rosell el porqué del título de su nuevo libro, "Un fuerte abrazo". El hombre de negocios, empresario, expresidente del Barça y escritor cuenta en él cómo vivió un duro periplo judicial y penitenciario que culminó con una estancia de dos años en la cárcel de Soto del Real. Y de eso habló también en su breve comparecencia en la carpa del encuentro de la Semana Negra, donde compartió con los lectores sus impresiones de este oscuro capítulo de su vida.

Durante su estancia en prisión, el expresidente del Barça trabó contacto con otros reclusos, entre ellos, una persona que llevaba encarcelada tres décadas. En una conversación en el patio de la cárcel, el veterano penado le descubrió la importancia del abrazo. "Hace 30 años que nadie me abraza", le dijo a Rosell el recluso, y las palabras se le quedaron grabadas; le hicieron reflexionar sobre la carencia de afecto que se padece en el entorno penitenciario.

En la cárcel destacó la diferencia de trato "según qué tipo" de delincuente se sea. "Los violadores y pederastas eran marginados, mientras que estableces relación con asesinos, narcotraficantes o incluso personas vinculadas a la yihad".

El momento de su detención fue para Rosell "complicado" porque, a su juicio, puso de manifiesto la existencia de un "sistema muy corrupto". Rosell sigue denunciando que fue víctima de una persecución motivada por sus simpatías independentistas. No obstante, dio gracias por haber encontrado, al final de su proceso, a jueces "imparciales" que reconocieron su "inocencia". Lo que no impide que siga lamentando que haya "funcionarios y jueces corruptos que afectan a la justicia".

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