Los más pequeños aprenden educación vial en el Parque Infantil de Tráfico de Gijón, que prevé reformas

"Les enseñamos el comportamiento como peatones, conductores y pasajeros. Es una actividad básica", señalan los agentes, que recibieron a una veintena de niños por la Semana Europea de la Movilidad

La Semana Europea de la Movilidad visitó ayer el Parque Infantil de Tráfico, donde alrededor de una veintena de niños de entre 6 y 12 años disfrutaron de una clase de educación vial sobre dos ruedas. Eso sí, primero tocaba una breve sesión teórica en el aula. "Les enseñamos el comportamiento como peatones, conductores y pasajeros. Y, después. les hablamos sobre las señales que hay aquí, para que sepan distinguirlas y respetarlas", apuntaba Sandra Iglesias, agente de la Policía Local y monitora del Parque Infantil de Tráfico. "¡Siempre por el carril derecho!", exclamaba ya cuando los participantes pedaleaban sin cesar por el circuito.

Tras el frustrado traslado del equipamiento al parque Hermanos Castro, el espacio ya se plantea mejorar su accesibilidad para las personas con diversidad funcional, uno de los debes del Parque Infantil de Tráfico. La pelota está en el tejado del Ayuntamiento, ya que el edificio de las instalaciones está catalogado.

Las directrices estaban claras ayer para que los pequeños pasaran de las sillas del aula al sillín de las bicis, adecuadas a la edad y tamaño de los intrépidos ciclistas. "Los consejos más importantes son cómo cruzar y circular correctamente, respetar los semáforos, las distancias de seguridad...", afirmó Iglesias, que reivindicó el valor de estas actividades para que la educación vial cale desde bien pronto en las nuevas generaciones. "Es básico y debería potenciarse más porque son los conductores del futuro. Cuanta más base tengan, más accidentes se prevendrán", proclamó.

Los padres y familiares no dudaron en ocupar las gradas para ver en primera fila los recorridos de los jóvenes ciclistas, equipados con el casco de rigor para preservar su seguridad. Las velocidades y el manejo del manillar ni mucho menos eran uniformes en todos los participantes, que seguían las indicaciones de los monitores. Si alguien iba más rápido de lo debido se le hacía saber.

Gema Álvarez no quería perder detalle del desempeño de su hija, Alma García, de 7 años. Como buena aficionada a las dos ruedas, no era la primera vez que visitaba el Parque Infantil de Tráfico. "Se lo comentamos y, como había venido anteriormente, pues le pareció una gran idea. Para nada estaba nerviosa, sino muy contenta", resaltó Álvarez. "No es que le apasione, pero a muchos niños les encanta montar en bicicleta o en patines", justificó Gema Álvarez, que aplaudió la celebración de sesiones de concienciación vial como la de ayer. "Es importante que conozcan ya las normas, cuándo parar en los semáforos, arrancar, que cuando está en ámbar no hay que acelerar sino frenar...", manifestó.

Marcos Artime y su hija, Daniela, de 6 años, acudieron desde el barrio de Nuevo Roces para que la pequeña diera unas pedaladas. "Le gusta mucho montar en bici, así que quería venir. En verano solemos hacer alguna ruta", comentó el padre, que ensalzó la "ilusión" de Daniela por circular por el parque en compañía de otros amantes de las bicicletas. Israel Menéndez y Taisha Vigil, de La Calzada, tenían que multiplicar miradas para ver las evoluciones al manillar de sus hijos, Andrea y Kenia, mellizos de 6 años. "Ya vinieron más veces y les gusta mucho. Son expertos", bromeó Taisha Vigil. "Todo lo que tenga ruedas les vuelve locos", apostilló Israel Menéndez. Parecía que la actividad de ayer quedaba en familia, como demostraron las hermanas Valeria y Leyre Ramos, inseparables durante el rato que compartieron asfalto. "Nos apuntaron nuestros padres", indicaba Leyre. Las hermanas vivían su "debut" en el Parque Infantil, pero no temían a las curvas. Y menos si iban juntas.

En el marco de la Semana Europea de la Movilidad, el CMI El Coto albergó también una actividad para sensibilizar sobre las dificultades de las personas invidentes. En el Parque Infantil, la diversión no estuvo reñida con el aprendizaje de los "conductores del futuro". A su edad, los conocimientos nunca tienen el semáforo en rojo.

Suscríbete para seguir leyendo